El motivo por el que no podemos decir ''no'' a comer grasas

La obesidad es sin duda uno de los problemas de salud más graves y preocupantes de este siglo. Por eso son muchas las investigaciones al respecto que buscan un origen a este mal que permita desarrollar una solución.

Es el caso de un reciente estudio que apunta a la existencia de una conexión entre estómago y cerebro como responsable de que engordemos. “Siempre se ha pensado que ambos órganos están unidos de alguna manera, pero ahora se ha descubierto que esa conexión -que existe a través de unas hormonas- es la responsable de nuestros kilos de más y de que no podamos dejar de comer sobre todo grasas”, según el director de la revista Quo, Jorge Alcalde. Si a esto le sumamos que los seres humanos tendemos a acumular un 14% más de grasas que el resto de primates, el resultado es la obesidad.

En este sentido explica el divulgador científico, “nuestro organismo, generado hace más de un millón de años, no está diseñado para vivir frente a un ordenador o para comer cinco veces al día, está preparado para dar largas caminatas en al sabana africana  sin alimentos", de forma que recurrir a esa reserva de grasa tuviera un sentido.

La responsable de ese gusto por las grasas  es la hormona polipéptido inhibidor gástrico que conecta precisamente el intestino con el cerebro. “Cuando en el intestino hay muchas grasas, esta hormona envía una señal al cerebro para que nos saciemos, pero cuando no funciona bien, el cerebro no recibe esa señal y seguimos comiendo grasas".

Por eso,  Alcalde adviritó en el programa de nuestros compañeros en 'Herrera en COPE', que “quizás en un futuro este descubrimiento sirva para descubrir una píldora que actúe sobre esa hormona que permita a las personas con tendencia a la obesidad consumir tanta grasa”.

Por último Jorge Alcalde también se ha referido a otro estudio sobre los mejores ejercicios para adelgazar; correr, ciclismo -sobre todo de montaña-, la marcha atlética, el baile y el yoga.

Para escuchar el audio pincha el siguiente enlace: Esta es la razón por la que no puedes parar de comer grasas