Cáncer de piel: qué es, cómo detectarlo y los posibles tratamientos

Solo en España se diagnostican cada año más de 78.000 nuevos casos de cáncer de piel, según los datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), la entidad de referencia en la lucha contra el cáncer en nuestro país. Unos casos que pueden aumentar aún más este año.

Después de tres meses de confinamiento por la pandemia de Covid-19, nuestra piel está más sensible que nunca a los rayos del sol ya que no ha tenido el periodo de adaptación a la radiación ultravioleta habitual durante la primavera. Esto ha provocado el debilitamiento del escudo natural de la piel, que cuenta con unos niveles muy bajos de vitamina D y melanina, por lo que este verano 2020 debemos cuidarnos más de los rayos ultravioleta.

Cáncer de piel, ¿qué es?

Lo primero que debemos preguntarnos es qué es el cáncer de piel. El cáncer de piel se produce por un crecimiento anormal y descontrolado de las células cutáneas, y se suele desarrollar debido a una exposición excesiva a la radiación ultravioleta (UV) procedente de la luz solar o de las camas de bronceado.

Las radiaciones ultravioletas dañan el ADN de las células de la piel, pero los mecanismos de reparación del ADN son capaces de solucionar el daño de forma temporal. A pesar de ello, las lesiones cutáneas aparecen posteriormente cuando los mecanismos de reparación no son capaces de reparar ese daño. De esta forma, la piel tiene memoria, por lo que, a mayor exposición solar, mayor posibilidad de que en un futuro aparezcan lesiones cutáneas.

¿Cuáles son los tipos más comunes?

Los tres principales tipos de cáncer de piel son: carcinoma de células basales, carcinoma de células escamosas y melanoma.

• Carcinoma de células basales (CCB): es el tipo más común de cáncer de piel. Se produce por el crecimiento de las células basales que se sitúan en la capa más profunda de la epidermis, la capa más externa de nuestra piel. Aparece en áreas del cuerpo expuestas al sol, especialmente en la cara, hombros, espalda, orejas y cuero cabelludo.

• Carcinoma de células escamosas (CCE): es el segundo cáncer de piel más frecuente. Se produce por un crecimiento anómalo de las células escamosas, que conforman casi toda la capa más exterior de la piel, es decir, la epidermis. Aunque puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, suele darse en áreas que han estado expuestas a la radiación ultravioleta como la cara, orejas, piernas, brazos, manos y cuero cabelludo.

• Melanoma: aunque se trata del cáncer de piel menos frecuente, es el más agresivo y el principal causante de la mayor cantidad de las muertes. El melanoma, nombre genérico de los tumores melánicos o pigmentados, es un cáncer que se origina en los melanocitos, ubicados en la capa de las células basales (parte inferior de la epidermis) y que contienen un pigmento llamado melanina, responsable del color de la piel, el pelo y el cabello. El melanoma se puede desarrollar en cualquier parte de la piel, aunque es más frecuente en el tronco o en las extremidades.

¿Qué causa el cáncer de piel?

La mayoría de los cánceres de piel de células basales y células escamosas se deben a la exposición excesiva a la radiación ultravioleta o a otras fuentes artificiales, como pueden ser las lámparas de bronceado.

Además del cáncer de piel por el sol, hay una serie de factores de riesgo que podrían causar cáncer: antecedentes familiares de cáncer de piel, personas con muchos lunares y pecas, piel pálida o cáncer de piel no melanoma previo.

En el cáncer de piel tipo melanoma las causas son similares, ya que es causado por la exposición a la luz ultravioleta del sol o las lámparas de cabinas bronceadoras. Existen otros factores de riesgo que aumentan las posibilidades desarrollar melanoma, como la piel pálida, el cabello rubio o rojizo, muchos lunares y pecas, o antecedentes familiares de melanoma. En cualquier caso, el melanoma es más frecuente en adultos entre los 30 y los 60 años.

¿Cuáles son los síntomas del cáncer de piel?

Un cambio en la piel suele ser el síntoma más común, ya sea carcinoma de células basales, carcinoma de células escamosas o melanoma. Una llaga que no cicatriza o un cambio en un lunar son algunos de los cambios más habituales en la piel que en el cáncer de piel se pueden considerar como síntomas. Sin embargo, no todos los cánceres de piel se ven iguales, por lo que hay que prestar atención a este tipo de señales de advertencia.

Prevención y detección precoz del cáncer de piel

Teniendo en cuenta todos estos datos, ¿cómo se puede prevenir el cáncer de piel?

Evitar la exposición al sol durante periodos prolongados, especialmente en las horas centrales del día (entre las 12 horas y las 16 horas), así como las lámparas solares y las cámaras de bronceado (que también emiten radiación ultravioleta), y usar protector solar son algunas de las claves para prevenir el cáncer de piel. Además, también es recomendable usar camisetas de manga larga, pantalones largos, gafas de sol y sombreros cuando se esté al aire libre.

La detección precoz es primordial, ya que se puede realizar un tratamiento más eficaz y menos agresivo, por lo que es clave en la curación del tumor, especialmente del melanoma.

Para ello, lo más recomendable es hacerse una revisión anual por parte de un dermatólogo, especialista que te realizará un examen para detectar signos de cáncer de piel como lunares, manchas de nacimiento o áreas pigmentadas.

Este tipo de revisiones anuales son especialmente importantes en aquellas personas que ya han tenido cáncer de piel.

Muchas personas en este punto se decantan por contratar un seguro médico. De esta forma, se aseguran de tener a su disposición los mejores especialistas en dermatología y oncología, algo fundamental para detectar lunares sospechosos y detectar de forma precoz el cáncer de piel.

Y es que además de las revisiones periódicas, así como las revisiones específicas para vigilar los lunares, aplicar un tratamiento correcto en caso de padecer este tipo de cáncer es fundamental para una cura efectiva.

Por ello, contar con un seguro de salud privado puede ser una buena opción. Se accede a un profesional especialista de forma directa, en el centro médico que elijas y sin esperas.

Además, las vacaciones ya no son una excusa para no acudir al médico, debido a que hay servicios de telemedicina con los que podrás tener una consulta virtual con un dermatólogo.

¿Cuál es el tratamiento para el cáncer de piel?

El cáncer de piel tiene cura, especialmente si se detecta de manera temprana. La extirpación quirúrgica es el tratamiento más ampliamente utilizado en el carcinoma de células basales y el carcinoma de células escamosas. Además de la extirpación quirúrgica, este tipo de cáncer de piel también se puede tratar con crioterapia (destruye a las células tumorales por congelación), así como con radioterapia y electrocirugía.

En cualquier caso, el tratamiento de cáncer de piel varía en función del tamaño del tumor, el tipo y la ubicación. La mayoría de estos cánceres se tratan con éxito, debido a que el riesgo de que el tumor se propague a otras zonas del cuerpo es mucho menor que en el caso del melanoma.

En el caso del melanoma, la cirugía es el tratamiento primordial. Un tratamiento que consiste en la resección del tumor con márgenes libres (márgenes de piel sana y normal que rodea los bordes del cáncer). Además, este tipo de cáncer de piel se puede curar con inmunoterapia, quimioterapia y radioterapia.

La detección precoz es fundamental en el melanoma, ya que los pacientes con melanoma en su estado inicial pueden tener tasas de supervivencia tan altas como el 95%, según los datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

Datos del cáncer de piel

La población tiene que concienciarse sobre la importancia de adoptar buenos hábitos relativos a la exposición solar para luchar contra el cáncer de piel, ya que los datos son cada vez más preocupantes. Según el ‘Informe sobre el Cáncer de Piel 2020: Deteniendo la Epidemia Global’, elaborado por la organización Euromelanoma y la Coalición Global para la Defensa del Paciente con Melanoma, se diagnostican más de 5.000 casos y se generan alrededor de 900 muertes anuales en España, mientras que esta cifra asciende hasta los 71.000 casos en el cáncer de piel no melanoma. Además, la OMS (Organización Mundial de la Salud) afirma que para 2025, el número de fallecimientos por melanoma podría aumentar hasta un 20% en todo el mundo, cifra que se elevaría hasta un 74% para el año 2040, lo que supondría medio millón de diagnósticos anuales y unas 100.000 muerte por este cáncer de piel.