Manuel Bedmar, novio de Rocío Flores, también saca provecho de la guerra familiar: ¿futuro 'influencer'?

Desde que comenzaron su relación, hace cinco años, Manuel Bedmar ha tratado de estar en un segundo plano. Que la popularidad de Rocío Flores le afectara lo menos posible en su día a día. Pero es inevitable que se haya convertido, aunque sea de refilón, en objetivo de los focos. Una circunstancia que, además de tener sus inconvenientes, también tiene un lado positivo que está sabiendo explotar. ¿A que nos referimos? Pues a que esa popularidad que le otorga ser parte de una de las familias más de actualidad en los últimos meses le han permitido ver cómo su contador de 'followers' crece a buen ritmo.

Si bien es cierto que hasta hace poco había preferido pasar desapercibido y tener su intimidad a buen recaudo, el hecho de que haya abierto su perfil de Instagram al público denota dos conclusiones muy claras. La primera, que ya está preparado para ser protagonista y arropar a Rocío en todos los frentes abiertos que tiene de cara a la opinión pública. Lo segundo, que, a tenor de la sensación que ha causado y del interés que despierta, en parte por el misticismo del que se ha impregnado en estos años, las marcas podrían fijarse en él para promocionar sus productos.

En estos momentos, y aunque lejos de los 773.000 seguidores de su novia, está cerca de los 70.000 'followers', una cifra con la que ya se le podría considerar un auténtico 'influencer'. Una circunstacia esta. la del crecimiento de sus seguidores, que le podría hacer considerar convertir esto en una vía de negocio. Eso sí, con la cuenta abierta desde el año 2014, tan solo tiene 200 'post' en su tablón y, en los últimos tiempos, Rocío acapara -siempre a su lado- buena parte de ellos. Para poder hacer de esto un negocio, debería dar un giro. Pero todo es posible. También lo hizo su chica.

El gran cambio exprés de Rocío

No hay que olvidar que Rocío parecía alérgica a las cámaras, hasta que en septiembre de 2019 se lanzó a defender a su padre, Antonio David Flores, desde el plató de 'GH VIP 7'. Desde entonces, su fama no ha dejado de crecer. También su presencia en la pequeña pantalla, llegando a ser una de las concursantes estrella de 'Supervivientes 2020' -aquella edición atípica marcada por la pandemia que povocó que se alargara-. Un rol, el de figura pública, del que parece haber cogido las riendas.

Hasta el punto de convertise en colaboradora de 'El programa de Ana Rosa' o saber cuándo tiene que esquivar a las cámaras. Esto último ha sido más que palpable desde que su madre comenzara a hablar en esa docuserie que ha monopolizado las tertulias del corazón desde mitad de marzo. Ha sabido mantenerse firme en esa estrategia de silencio que tan solo ha roto en el sillón de Ana Rosa para matizar algunas partes del relato de una madre con la que no tiene mucha pinta que vaya a haber un acercamiento. Al menos, a corto plazo.

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