Carlos Sobera, atónito tras las confesiones más íntimas de Sonsoles Ónega en 'Volverte a ver': "Es tremendo"

El presentador vasco, Carlos Sobera, se quedó sin palabras ante todas las revelaciones personales de Sonsoles Ónega en pleno directo
Carlos Sobera, atónito tras las confesiones más íntimas de Sonsoles Ónega en 'Volverte a ver': "Es tremendo"

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Sonsoles Ónega ha sido la gran protagonista en el regreso a Telecinco de ‘Volverte a ver’, el formato basado en el histórico espacio 'Hay una carta para ti' y que Telecinco recuperó hace varias temporadas para poner al frente a su histórico presentador Carlos Sobera. La presentadora de ‘Ya es mediodía’ que se pondrá también al frente de este programa en los siguientes episodios, ha derrochado su simpatía habitual y nos ha dado a conocer aspectos desconocidos de ella hasta el momento.

Las supersticiones de Sonsoles

La noche ha sido realmente especial. Sonsoles Ónega se ha enfrentado a un programa que desnuda los sentimientos de sus participantes, abriéndolos a los espectadores y dejando que toda la audiencia conozca detalles íntimos que se desconocían hasta el momento. La periodista ha recibido varias sorpresas, entre las que ha destacado la visita de tres amigas y compañeras de profesión y el vídeo de su abuela, que ha terminado haciéndola llorar. Además, hemos disfrutado de la Sonsoles más cercana que ha llegado a desvelar lo tremendamente supersticiosa que es.

Carlos Sobera, atónito tras las confesiones más íntimas de Sonsoles Ónega en Volverte a ver: Es tremendo



Soy muy supersticiosa, Carlos. Tengo muchas. Al plató, para empezar, voy con una cosa, como un monederito, pero claro, va creciendo… Entonces, cada vez es más grande. Y en él llevo: cruces, castañas pilongas, un corazón de madera pasado por el sepulcro de Jesús, una pulsera que no se me podía caer y, como se calló, pues ahí va… No puedo pasar por debajo de una escalera. He llegado a pararme en medio de una autovía por ver a un gato negro y abrazarme a un árbol, robusto, de tronco que no permita juntar mis manos… Muchas cosas. Y, por supuesto, ni amarillo ni nada de eso. Es tremendo. Y eso te hace ir por la vida más lenta”, le contaba a Carlos Sobera

Palabras que el presentado no ha desaprovechado. “Entonces, como te cruces con un gato negro por el desierto de Almería, ¿qué vas a hacer? Porque, no hay un puñetero árbol allí”, le decía con una sonrisa Carlos Sobera. “Pues tenemos un problema. Iría con todos los dedos cruzados, tocándome la cabeza… Porque creo que hay serrín… Tiene que ser algo de madera natural. No, no… Cuidado. Y, escúchame, donde tengo las joyas, en mi joyero, este pendiente me ha dado mala audiencia, este otro… Entonces decidí no llevar nada porque si no… Entonces salgo súper barata porque no llevo joyas ni nada”, añadía Ónega.

Lo de la audiencia, fíjate, que te voy a dar la razón porque recuerdo una vez un calzoncillo con el que un día hicimos un buen dato, y ya no quise quitármelo… Y tuve un problema de higiene y dije: ‘Esto hay que pararlo’”, volvía a bromear el presentador vasco.

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El emotivo mensaje de su abuela

La noche ha sido realmente especial para Sonsoles. Además de sus amigas, Sonsoles Ónega también ha podido disfrutar de una sorpresa inigualable, con un mensaje de su abuela. Unos intantes en los que la periodista y presentadora de ‘Ya es mediodía’ se ha quedado si habla, mientras atendía con muchísima atención a las palabras que le había dedicado su querida abuela.

Soy la abuela de Sonsoles. Es muy buena. La quiero mucho. Es muy trabajadora, pero de pequeña era un trasto… que yo no podía con ella porque me corría por todas partes y yo no he podido con ella. Ahora está muy civilizada y ya está bien. Pero de pequeña muy mal, muy mal, muy mal. Se la llevaba el abuelo a la calle y como le hacía correr y él no podía, se la llevaba a un bar y le daba gambitas. Y cuando venía, venía dando palmas cantando: ‘He comido gambitas’. Para que yo discutiese con el abuelo”, contaba con mucho humor la abuela de Sonsoles. La presentadora, por su parte no ha podido aguantar la emoción y se ha roto en pleno directo, sin poder hablar y con alguna lágrima cayendo por sus mejillas.

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