"La verdad depredadora": La emotiva reflexión de Rayden con la que revoluciona a sus seguidores

No es ningún secreto que Rayden es un artistazo de los pies a la cabeza. Que sus letras son, cuanto menos, obras de arte con las que consigue que la vida rime. Inmerso en su gira de conciertos 2022, le veremos el próximo 8 de abril en Sevilla, y se despedirá el 26 de noviembre en Barcelona. Un tour que está siendo una preciosa locura de emociones fuertes, que él está disfrutando muchísimo y su público también. Ahora, inmerso en el rodaje de un nuevo videoclip que esperamos conocer muy pronto los detalles, ha compartido con sus seguidores una emotiva reflexión que merece la pena leer y en CADENA 100 te lo compartimos. ¡Nos ha dejado sin palabras!

La sinceridad de Rayden hecha poesía

Como te decíamos, el artista de Alcalá de Henares es todo un poeta. Así lo demuestra y lo hemos vuelto a disfrutar de lleno, a través de canciones como 'Calle de la llorería', 'Ser, estar, aparecer' y muchas más, sin olvidarnos de su épico 'Himno del centenario', con el que rindió su particular y más especial homenaje musical a su canción número cien. Ahora, sin bajarse de los escenarios y con muchísimo camino por delante sin parón que valga, toda España canta sus temazos. Está siendo una gira intensa, a la vez que increíble. Eso sí, entre pausa y pausa, entre ciudad y ciudad, nos deja reflexiones y preguntas como: "¿La felicidad empacha?".

Sinceramente, si la felicidad puede llegar a empachar, debe ser todo un lujo sentirse así. Que se lo digan a Rayden que, más allá de la música, ha formado una bonita familia y su hijo lo es todo para él. Como ha dejado por escrito: "La vida me está trayendo con cuchara sopera más momentos de los que puedo paladear; aún así no me mojo ni los labios; en ese mismo instante a mi hijo le sube febrícula por un virus estomacal. La verdad depredadora que esconden las tripas, ¿la felicidad empacha?".

Solo podemos decir que... ¡Qué bien le sienta la sonrisa de escenario! Esa alegría que sus ojos gritan, cada vez que termina un concierto y pone la vista en el siguiente, a tan solo tres días de cantarle a su público sevillano. "Vuelvo a mi refugio de cepillo de dientes después de conocer a mucha gente y de no reconocerme en casi ninguna (como cada fin de semana). Demasiados saltos como para no saber que nunca caigo de canto. O caigo en gracia o "gordo". Debe ser que mi educación y modales se disfrazan de la altivez distante". Como han dicho sus seguidores, felices de verle a él feliz: "Desde que conozco tu rima, la vida me animas" o "Todos contentos de ver lo que la vida te da. Te lo mereces".

Como continúa explicando, de la manera más poeta posible y a golpe de metáforas: "Ya ni intento demostrar que ese bote de galletas está al alcance de todxs. No pierdo la sonrisa, no busco el chiste. Hoy he leído el cuento de Caperucita roja a la hija de un compañero y he tenido que parar justo cuando la abuelita iba a abrir la puerta antes de dar un concierto; durante este pensaba en que los libros que se dejan a medias pueden reescribir su historia o tener la maldición de un final abierto. Siento piedras en el estómago. Llego a casa con mi hijo y le explico lo que es un videoclip y que mañana me tengo que separar de él para grabar uno y él me responde que ya sabe lo que es un estribillo... La vida rima". ¡Te vemos en los escenarios, artista!