'We are the world': que no se acabe el mundo

Entramos en estos dos meses muy sensibilizados con la paz y la justicia. Enero comienza con la Jornada Mundial por la Paz, en medio de un mundo amenazado por las guerras y las luchas, además de diversos tipos de injusticias. Estas lacras han tocado el corazón y la sensibilidad del hombre preocupado en luchar contra esto y plasmarlo en las diversas formas artísticas, una de ellas, la que nos trae aquí ahora, la música.

Allá por el año 1985, Lionel Richie había escrito junto a Michael Jackson la canción 'We are the World'. Producida por Quincy Jones, no han faltado lugares donde ha sido objeto de karaokes y cabecera o banda sonora en algunas pequeñas obras de teatro. Cantada paradójicamente por viejos dictadores en todo el mundo llevados más que nada por el ritmo, pero no por el contenido de una letra totalmente en favor de la paz y la justicia pidiendo la erradicación de cualquier forma de violencia.

Sería el músico estadounidense Harri Belafonte quien descubrió lo terrible de las imágenes sobre la hambruna en África y de él partió la idea para hablar con Richie y Jackson. La idea era que lo interpretasen músicos británicos que después se extendió a cantantes anglosajones. De ahí que también entrara el rey del pop y Stevie Wonder. La idea también estaba en el representante de Belafonte, Ken Kragen, que pensó en un tema navideño benéfico por África, que luego cristalizó en el proyecto del que hablamos.

La letra recuerda repetitivamente que somos el mundo y que estamos con los niños porque somos los niños, así que empecemos a dar. Así ensayaron y cantaron esta diversidad de artistas, con Phill Collins en la percusión. El éxito fue increíble hasta el punto de ser durante cuatro semanas número 1 en abril, llegando a vender de entrada en poco tiempo cerca del millón de copias.

Los beneficios superaron los 500 millones de dólares donados para la causa de la hambruna en África, en proyectos concretos. 'We are the world' sigue sonando en muchas fiestas de uno y otro lado del charco, siempre poniendo voz a los que no la tienen.