Tras el confinamiento, llega un problema mayor: ¿qué es el síndrome de la cabaña?

Con las cifras de contagios y fallecimientos bajando día a día, y el pico de la curva ya pasado, el Gobierno ha empezado a dar libertad de movimiento, y ya se puede ver luz al final del túnel. Sin embargo, no todo el mundo ve con buenos ojos este plan de salidas que han diseñado. Es más, muchos preferirían quedarse en casa hasta que haya una vacuna para asegurar que no se contagian. A ese pánico que muchas personas han desarrollado ante la inminente salida, los psicólogos lo llaman síndrome de la cabaña.

Ovidio Peñalver, psicólogo sanitario y psicoterapeuta, ha explicado a 20 Minutos que ya "hubo algunos autores que hablaron del síndrome de la cabaña" y que se han estudiado casos de personas que estaban bastante tiempo aisladas como por ejemplo, "gente que ha sido secuestrada". "Usamos este concepto ahora porque ya empezamos a hablar de desescalada pero hay mucha gente que tiene mucho miedo a salir a la calle", explica. Defiende que este término hace referencia al hecho de que "la gente se ha acostumbrado a estar en su cueva y no salir de ahí".

Este problema afecta a personas de distintas edades, y cada uno lo ha desarrollado por motivos distintos. Sin embargo, en general suele afectar a personas mayores, niños pequeños y personas hipocondríacas.

Las personas mayores

La gente mayor tiene miedo a contagiarse o contraer alguna otra enfermedad de la que no puedan recuperarse. Incluso muchos han desarrollado un miedo irracional a salir de casa y caerse. "Tiene que ver con la sensación de estigma a los más vulnerables. Aquellas que por ser personas mayores están identificadas como los que más se mueren por el coronavirus y por tanto parece que están más cerca", añade el psicólogo José Ramón Ubieto, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC

Los niños pequeños

Aunque nos han metido en la cabeza que los niños pequeños estaban llevando fatal el confinamiento y se morían de ganas de salir, en muchos casos no es así. Los más pequeños tienen miedo "porque piensan que el coronavirus es alguien que está por ahí dando vueltas" o un "monstruo". Además, el saber que pueden salir pero solo bajo unas estrictas condiciones tampoco les termina de convencer. Muchos niños han optado por esperar a que la tormenta pase por completo, y poder jugar con sus amigos en los parques sin ninguna restricción.

Las personas hipocondríacas

Las personas con esta enfermedad son, desde luego, las más difíciles de convencer para que salgan. Son personas que se ponen en lo peor:  si les duele la tripa creen que tiene un cáncer de estómago, si se les duerme una pierna creen que es parálisis o si alguien les cuenta su enfermedad, piensan que la padecen. Es comprensible que, en una situación como la que estamos viviendo, la paranoia aumente, y el miedo a contagiarse los consuma.

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