La reflexión de Silvia Abascal sobre la muerte de Verónica Forqué: "¿Le correspondía a ella esta decisión?"

La exitosa actriz, Silvia Abascal, ha decidido "no quedarse de brazos cruzados y en la sombra" y se ha abierto en canal sobre la muerte de Verónica Forqué
La profunda reflexión de Silvia Abascal sobre la muerte de Verónica Forqué: "Nadie ha matado a Vero"

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El fallecimiento de Verónica Forqué sigue generando un sinfín de reacciones en nuestro país. Todos aquellos compañeros de profesión que compartieron tiempo con la exitosa actriz han querido de una o de otro forma dar su último adiós a Verónica. Además de las muestras de cariño, han sido muchas personas cercanas a la artista, las que han querido hacer una profunda reflexión sobre el devenir de los hechos que han terminado en el fatal desenlace del fallecimiento de Forqué. Este es el caso de Silvia Abascal, una de las actrices más respetadas y queridas de nuestro cine, que, como es obvio, compartio escena junto a Verónica. Silvia ha utilizado su perfil de Instagram para realizar una dolorosa pero necesaria reflexión sobre lo ocurrido con su compañera y amiga.

El texto, compartido en varias fotografías en esta red social, pone el foco sobre lo mal que lo paso la actriz en ‘MasterChef’, el ‘talent’ de cocina de Televisión Española, del que acabó marchándose por preservar su propia salud psicológica. La presión mediática y los denunciables y espantosos comentarios que estaba recibiendo a través de las redes sociales fueron, según se comentó en su momento, la base de su abandono. Precisamente, sobre esto ha querido poner el foco Silvia. Y para ello, ha realizado una profunda introspección de lo sucedido y de los errores en los que estamos cayendo, cada vez de forma más recurrente, esta sociedad que hemos construido. El mensaje dice lo siguiente:

“A raíz de la reflexión pública de un profesor de yoga, no contengo más la necesidad de compartir la mía. Nadie ha matado a Vero. Ha sido ella. Su decisión. Necesidad de paz y descanso que vuela respetablemente por encima de nuestro dolor. Ya no hay nada que hacer, la vida continúa y todas esas cosas… Lo sé. Pero me gustaría continuar la con reflexión y aprendizaje; con evolución.

La reflexión de Silvia Abascal sobre la muerte de Verónica Forqué: ¿Le correspondía a ella esta decisión?


Yo sí he visto su participación en el programa. No un rato ni una semana. Muchas. Y con respecto a Vero lo he hecho tapada entre cojines de tristeza y pudor; de incomprensión. Resignada en el ya está grabado pero sin dejar de plantearme su exposición.

No hace falta conocerla desde hace casi 30 años ni ser un profesional médico para al verla, darse cuenta de que no estaba bien. No entendía por qué se le permitía participar ni continuar en lamentables y evidentes condiciones. Ella quería, vale. Pero ante el poder de decisión que se tiene sumergido en el desequilibrio, ¿qué poder de decisión tenemos los demás?

Sin entrar ni en problemas de salud mental. No entendía por qué en ediciones anteriores, salidas o comportamientos infinitamente menos cuestionables, fueron penalizados al momento y no en esta ocasión. Tuvo que ser Vero la que dejara su participación por propia voluntad. ¿Le correspondía a ella esta decisión o a nosotros?

No dejo de preguntármelo. No me convence todo lo que se ha reído y lo feliz que ha sido durante su participación. Nadie se agota de ser feliz. A lo largo de su camino, entre muchos viajes a la India y maestros, profundizó en el yoga y la meditación. Luminosidad y espiritualidad fueron dos de sus sellos. ¿Cuál era el sentido de hacer parodia de esto?

Tampoco lo entendía. Menos dándose de bruces con el que era su estado actual. He leído comentarios salvajes despiadados en las redes y su propio muro. El contenido de las ganas de responderlos no por la saludable recomendación de no entrar en ello, sino porque mi respuesta pudiera sumar en ella más dolor. Mientras leía pensaba en cómo estaría gestionando toda esa virtual lapidación.

No me atreví a volver a escribirla desde hacía un tiempo no contestaba mis mensajes. Me duele en lo más profundo la idea de que se haya ido pensando, sintiendo… Que habiendo sido una de las actrices más queridas, había pasado radicalmente estar en el lado contrario. El foco no está en las caras visibles de un programa; compañeros y presentadores. Sino en las invisibles; las cabezas pensantes que lo crean y las qué lo consumen.




Insisto: yo sí la vi. Yo sí compartí con muchos amigos y compañeros esta absoluta incomprensión sin despertar del letargo. Sin plantearnos ni por un segundo la posibilidad de que se pudiera frenar. De por lo menos intentarlo. Hoy me pesa y me duele por todas partes. La responsabilidad de este horror de desenlace no pasa ni por asomo por un concurso y los comentarios generados. Está claro.

Pero igual de claro es, que como profesionales del medio o espectadores, como seres humanos seamos conscientes, responsables, de que la falta de límites en la exposición y el insulto no ha ayudado ni ayudará nunca en el delicado proceso de un trastorno y su recuperación. Individual y colectivamente; reflexión, autocrítica y aprendizaje. No podemos volver a quedarnos horrorizados de brazos cruzados y en la sombra. No puedo…”.

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