Olga Moreno, cansada, planta cara a Rocío Carrasco desde ‘Supervivientes’: “Se acabó el estar callado”
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Olga Moreno comienza a dar las primeras muestras de agotamiento físico y mental. La concursante de ‘Supervivientes’ sufría hace unos días un bajón anímico que estuvo a punto de hacerle abandonar el programa. Algo que sus compañeros consiguieron frenar, evitando su marcha de la aventura en Honduras. La paciencia de Olga parece haberse esfumado. Son muchas semanas sin ver a su familia, a la que dejó en un contexto realmente complicado. Recordamos que su marido, Antonio David Flores, fue despedido de forma fulminante horas antes de que ella pusiese rumbo a los Cayos Cochinos, a raíza del estreno de la serie documental sobre la vida de Rocío Carrasco. Este difícil momento familiar, unido al sufrimiento que se padece en el ‘reality’, ha terminado por hacer mella a la empresaria andaluza.
Las palabras de Olga Moreno
Qué duro es ‘Supervivientes’. Hambre, frío, calor, dolores, soledad… El programa de aventura de Telecinco comienza a mostrarse en toda su crudeza tras muchas semanas de supervivencia. La final comienza a vislumbrarse en el horizonte y los concursantes hacen todo lo posible para imponerse a estos difíciles problemas con los que tienen que convivir. El plano psicológico siempre ha destacado como uno de los más importantes en el concurso. Conseguir mantener una fortaleza mental es casi más importante que la poca comida de la que disponen.
Olga Moreno se había mostrado muy fuerte durante todo el concurso. Y el bajón de hace unos días hizo temer todo lo peor a sus seguidores. Es más, durante unos minutos, Olga estuvo a punto de abandonar el programa. Una vez superado este problema, la empresaria parece haberse recuperado, ya que la hemos visto lanzar un mensaje muy claro a Rocío Carrasco. “Qué fuerte que se llama igual que el padre, estaba más emocionado que él. Fue el primero que me dio el anillo, las flores. Fue la mejor boda del mundo y siempre me hace una carta y yo le hago un regalito. Me volvería a casar igual, pero las circunstancias…”, comenzaba diciendo Olga, al recordar su enlace.
“Vamos a estar bien, es lo que hemos vivido. Pero ella es la injusticia. Me siento egoísta por haberlos dejado solos porque ellos se apoyan mucho en mí. Ya está bien, se acabó el mal rollo, el estar callado. ¡Ya está bien! Me parece todo tan fuerte y surrealista”, hablaba bien alto y claro la concursante de ‘Supervivientes’. Unas palabras que todo el mundo ha coincidido en apuntar que iban dirigidas hacia Rocío Carrasco y la guerra que ha mantenido en las últimas semanas en las que su docuserie ha monopolizado la actualidad social de nuestro país.
El bajón anímico de Olga Moreno
Como decimos, el contexto en el que Olga Moreno entró en el concurso de Telecinco no era nada halagüeño. Las emociones de la concursante han estado a flor de piel durante todo el concurso, pese a mostrarse intratable y fuerte como una roca. Unas emociones que acababan haciéndola estallar con el adiós de Nela, la madre de Melyssa Pinto, tras su visita a los supervivientes. Melyssa no pudo aguantar el llanto al tener que despedirse de su madre y contagió a todos sus compañeros que ha vieron en la despedida de madre e hija, las de sus propios familiares. Esto afectó en gran manera a Olga Moreno. La mujer de Antonio David Flores es uno de los grandes apoyos de Melyssa en el concurso y esto, unido a lo mucho que echa de menos a su familia, de la que no sabe nada desde hace dos meses, hizo que se acabase derrumbando.
"Me quiero ir. Te lo digo de verdad, me quiero ir", decía Olga Moreno totalmente desconsolada, tumbada en una esterilla ante la atenta mirada de sus compañeros. Precisamente, esos supervivientes fueron los que convencieron a Olga para que volviese en sí y se diese cuenta de que había entrado en un bucle que no era positivo. Alejandro Albalá y Melyssa eran los que consiguieron hacerla entrar en razón: "No te preocupes, es el bucle". Sin duda un momento de debilidad de la andaluza, que afronta una nueva semana de concurso sin tener información de su familia. Algo que se hace difícil de sostener dada la situación en la que entró al concurso.
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