Cómo poner la funda del nórdico y no morir en el intento: los tres métodos infalibles
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Por normal general, las tareas del hogar no suelen ser el plan perfecto para pasar el tiempo de ocio en casa, pero hay que hacerlas para garantizar el orden y concierto en la misma. Y de entre ellas, hay unas que dan más pereza que otras. Como es el caso de cambiar la funda del nórdico, que es tan trabajosa como complicada. Vamos, que podría ser convalidada por una clase en el gimnasio. Sin embargo, hay varios métodos que nos permiten simplificarlo y convertirlo en algo mucho más sencillo de lo que pueda parecernos. En CADENA 100 hemos buceado un poco en internet y te traemos tres trucos infalibles para que los pruebes y nunca más retrases la hora del cambio de funda.
El método del sándwich
Este consiste en juntar la funda y el relleno -el edredón- como si fuésemos a hacer un sándwich. Vamos, que extendemos sobre la cama la funda dada la vuelta y colocamos encima el edredón en sí mismo. Acto seguido, hacemos un rulo y, cuando lo tengamos todo enrollado, cogemos bien las puntas de ambas prendas y vamos dándole la vuelta en el sentido inverso a cómo lo hemos enrollado en un principio. De este modo, en pocos minutos, aunque demostrando una gran pericia con las muñecas. He aquí la demostración en vídeo, por si alguno se pierde con las palabras -que sería lo más normal-.
El método del rollito de primavera
Cambiamos de terminología gastronómica y el comienzo es muy similar al anterior, pero con algunas variantes. Tan solo necesitamos plegarlo como en tres partes. Una vez conseguido ese paso, vamos introduciendo el relleno en esa funda que queda hacia el exterior. De nuevo, acudimos a la demostración audiovisual para que sea comprendido el concepto de lo que estamos contando.
El método del revés
Meteremos las manos en el interior de la funda, localizar los extremos del lado opuesto de la misma y, a continuación, extraerlos. O lo que es lo mismo, poner la funda completamente del revés. Sin soltar estos extremos, cada mano agarrará, a su vez, una esquina del edredón. Controlado esto, llega la parte divertida: agitarlo al aire, como si estuviésemos haciendo señales de humo, para que cada parte quede en su lugar correspondiente. Es precisamente ese zarandeo al viento lo que hace que todo quede perfectamente colocado.
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