Los miedos a los que se enfrenta Sergio Peris-Mencheta ante su trasplante de médula inminente

El actor está a punto de someterse a una operación clave en la lucha contra el cáncer que iniciaba el pasado mes de enero
Sergio Peris-Mencheta confiesa sus miedos antes de someterse a un trasplante de médula por su cáncer
Instagram

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Han pasado casi cuatro meses desde que Sergio Peris-Mencheta nos dejase helados con la noticia que nunca le hubiese gustado dar, ni a nosotros escribir. El actor acudía a sus redes sociales para confesar que había sido diagnosticado con cáncer. Un tiempo, todo este, en el que ha seguido las indicaciones de los médicos hasta llegar a ese trasplante de médula al que está a punto de someterse. Una operación que le genera, como es lógico, miedos e inseguridades. Porque, a pesar de que ha tratado de suavizar lo que ha compartido en sus redes sociales -en esas en las que nos ha hecho partícipes de todo este proceso que está experimentando, lo cierto es que el temor subyace entre sus palabras.

"Con una mezcla de miedo y esperanza, de ganas y susto, de sentirme muy bien acompañado en la aventura y rematadamente solo en el proceso", comienzan esas líneas tras las que continúa con ese mix de sensaciones entre las ganas por que el mal trago se pase lo antes posible y la sensación de que la cura para recuperar la normalidad está un día más cerca que ayer. "Hoy me siento bien y con fuerzas, pero dicen que en unos días el 'acondicionamiento' para el trasplante pasará factura. Hoy me encuentro sano y con energía, pero sé que la radiación y la quimio que tengo por delante te pasan por encima como una apisonadora. Hoy sonrío. Pero mañana también. Vamos a por ello", terminan esas líneas que acompañan a una imagen en la que se pueden observar las huellas del tratamiento al que se ha encomendado.



El mensaje más complicado de su Instagram

Era, como recordábamos, el pasado 22 de enero cuando lanzaba una publicación en su 'feed' de Instagram en la que comenzaba escribiendo: "Siempre me han tocado las cosas buenas de la vida. Y siempre me he sentido un poco culpable por ello, la verdad. Con un sentir de no merecimiento bastante tocapelotas, que me ha acompañado desde mi primera convocatoria con la Selección Española de Rugby allá por el 91 hasta hoy. He trabajado en televisión por todo el mundo. La mayor parte de las veces haciendo personajes protagonistas, heroicos, bestiales... He galopado vestido de guerrero muchas veces blandiendo una espada y gritando '¡¡¡Ahhhhh!!!'", como soñaba de niño.

"He hecho cine en distintos idiomas, he trabajado con gente que estaba en las cintas BETAMAX que alquilaba en el videoclub Acuario de mi barrio. He ganado y presentado concursos, he trabajado con los más grandes del teatro, interpretado personajes maravillosos, he dirigido, he creado, he contado las historias que necesitaba contar a bordo de mi Barco Pirata. He jugado mucho, y aunque he perdido, he sido más de ganar, en general. Con una dosis de suerte que siempre he sentido a mi lado, acompañándome, y ese sentimiento de no-merecimiento a cuestas", continúuaba antes de añadir una de esas frases que tocan el corazón: "Y si en lo profesional me ha ido bien, en lo personal la vida me ha regalado la mejor de las compañías siempre".




"Empezando por el equipo que formamos Marta, Río, Olmo, Senda (nuestra perrita) y yo. La aventura del cambio de vida, los viajes, los proyectos en común, el día a día. EQUIPAZO. Después de 19 años y medio sigo enamorado hasta las trancas de Marta, y me siento cada vez más deseado y querido por ella. Y los amigos, y los maestros, y Mamushka, y Yonyon...", hablaba de esos pilares sobre los que va a edificar la recuperación en medio de la que se encuentra.

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