Las pistas de Rocío Flores, y que pasaron inadvertidas, sobre su distanciamiento y ruptura con Manuel Bedmar
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La noticia saltaba a la primera línea informativa de la prensa del corazón este miércoles a última hora del día. Pasaban unos minutos de las once de la noche cuando la revista 'Semana', en su edición digital, anunciaba que Rocío Flores, un personaje de esos que forman parte del espectro del famoseo del que hablamos en CADENA 100, y su pareja, Manuel Bedmar, habían puesto fin a nada menos que seis años de romance. Se acabó el amor o, al menos, la relación de la que hemos sido testigos en los últimos tiempos, desde que ella tomara la decisión de convertirse en personaje público de pleno derecho y con entidad propia.
En la publicación citaban a fuentes familiares como esas que les habían permitido tener esta información de primera mano. Pero, ¿qué es lo que ha llevado a que den este paso para alejar sus vidas? Ni más ni menos que un enfriamiento de la relación. Una erosión en la misma. Todas las polémicas y las situaciones poco agradables que han rodeado a la familia de Rocío en los últimos meses se han convertido en un obstáculo insalvable para que sigan juntos. Desde diferentes medios de comunicación señalan cómo, centrada en tratar de poner en orden todo lo concerniente a su vida familia, ha descuidado la relación con este joven que ha estado a su lado en los momentos más convulsos desde que se sentará en el plató de 'GH VIP' a defender a su padre, allá por septiembre de 2019.
El punto de inflexión comenzó a gestarse el pasado mes de septiembre. La hija de Rocío Carrasco y Antonio David Flores, cada vez se sentía más cómoda con esa vida en Madrid asociada a su trabajo en 'El programa de Ana Rosa', muy lejos de esa Málaga donde compartían una casa que, hace año y medio, adquirieron con toda la ilusión de quien pone los cimientos para una vida en común. El tiempo que pasaba en la capital y la gente de la que se ha rodeado, hacían imposible que Manuel encajara en esa senda que, ahora, recorrerá como mujer soltera tras todo ese tiempo de noviazgo.
Él ha hecho esfuerzos insospechados por intentar sacar adelante la situación. Hasta el punto de haberse tatuado el nombre de Rocío hace apenas unos meses, cuando las fuerzas empezaban a flaquearles. No ha servido. Al menos, no según esa información salida de 'Semana' que ha corrido como la pólvora y que algunos ya vieron venir por ciertos comportamientos de cara a la opinión pública.
Sospechas encendidas
Lo cierto es que las redes sociales han ejercido como una especie de chivato en esta ocasión y, en esta redacción, ya andábamos con la mosca detrás de la oreja. Desde hace unas semanas, la actividad compartida no era tan intensa como hasta entonces. Pero, más allá de eso, hubo una publicación concreta de él que era, cuanto menos, para ponerse sobreaviso. Se trataba de una imagen en sus 'stories' en el que se podía observar el emioji de una peineta -el gesto realizado con el dedo corazón, no el accesorio de flamenco- sobre fondo negro.
Instagram.
Al margen y ya con todo reposado, tampoco era muy normal que, tras esa operación estética a la que se sometió ella y para la que precisaba reposo, en vez de ir a su domicilio a recibir los cuidados y atenciones de Bedmar, se decantase por refugiarse en casa de Olga Moreno, quien recordemos también ha roto su matrimonio con el padre de la 'influencer'.
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