Las pertenencias que Mila Ximénez dejó repartidas para sus compañeros de 'Sálvame'
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La huella que ha dejado Mila Ximénez entre sus compañeros de 'Sálvame' es imborrable y, aunque el enorme mural que ya campea a la entrada del plató del programa con su cara y su nombre como nueva denominación del mismo va a permitir que se acuerden de ella cada vez que entren por esa puerta, lo cierto es que ella ha querido tener un detalle con los más cercanos. Al menos, eso es lo que se ha podido ver en las imágenes publicadas de la mudanza de sus objetos personales.
Si bien es cierto que una parte de sus enseres volarán hasta Ámsterdam, donde reside su hija con su familia, no menos lo es que ha querido tener un detalle con esos compañeros de programa que, con el paso de los años y de las vivencias, se convirtieron en sus amigos más íntimos. Lo que se puede ver en esas fotos que han publicado varios medios de comunicación, es un cuadro que tiene un papel que indica que irá a parar a manos de Kiko -sin especificar si Hernández o Matamoros, junto a quienes formó el 'Eje del mal'-. También un misterioso sobre, pegado al marco de esa misma obra de arte, en el que se lee, con claridad, en nombre de Belén Esteban.
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Y si bien no se aprecia nada más en las fotos que pudieron sacar los 'paparazzi' a las puertas de esa casa en la madrileña calle Padre Damián, no nos cabe la menor duda de que algún detalle habrá tenido con su inseparable Jorge Javier Vázquez, quien este miércoles le dedica un precioso texto en la revista 'Lecturas' en el que, además, cuenta cómo fue su despedida de Alba antes de que esta emprendiera el viaje de vuelta a Holanda para seguir pasando el duelo al lado de su familia.
Según varios medios, algunas de esas cajas harán el viaje desde la capital hasta Granada, donde reside su hermana Encarna. Esta no dudó ni un momento en abandonar todas sus ocupaciones laborales en la recta final de la enfermedad de Mila para estar a su lado y ofrecerle todas las atenciones que precisase. Así que, el hecho de que haya querido que parte de sus cosas vayan a parar a sus manos, no es un gesto que sorprenda a nadie.
Sus últimas voluntades y un descanso necesario
Hace tan solo unos días, el domingo, los hermanos de Mila eran vistos abandonando la capital en la estación del AVE. Allí, era Manolo quien tomaba la palabra para asegurar que ya era hora de descansar, que falta les hacía. Porque, al margen de los sentimientos que se han revuelto con el desenlace de la vida de Mila, llevaban muchos meses pendientes de ella y de esos tratamientos con los que, por desgracia, no han sido capaces de vencer la batalla al cáncer de pulmón.
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Mientras, sus cenizas ya descansaban en Ámsterdam, con su hija y sus nietos, Alexander y Victoria, su gran debiliad. Esa fue una de sus últimas voluntades, junto con el reparto de esos enseres que ahora tienen que ir llegando a todos y cada uno de sus destinatarios.
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