La aplaudida sensibilidad de Octavi Pujades con sus mayores: de los cuidados a su padre a los de su 'tieta'
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Octavi Pujades se ha convertido en todo un ejemplo por el mimo con el que se encarga de sus mayores. Fundamentalmente, de su padre. El actor lleva muchos meses mostrando los cuidados que le ofrece ahora que se encuentra vulnerable. Las fotos y los vídeos que 'postea' en su cuenta de Instagram tienen un valor muy grande en el sentido de que puede ser el espejo en el que se miren muchos jóvenes a la hora de preocuparse por sus padres, abuelos, tíos y demás familiares que un día estuvieron pendientes de ellos y que, ahora, necesitan que se invierta el orden de los factores en la ecuación.
La última imagen que ha compartido Octavi es junto a su tía Amparo, que en los últimos días se encuentra algo débil de salud. Este 'posteaba' una instantánea tumbado a su lado en una cama, dándole apoyo y poniendo en valor todas esas anécdotas que le cuenta a pesar de no estar atravesando su mejor momento. "Llevamos unos días que los Pujades mayores están un poco pachuchillos. A pesar de los genes, los años son los que son y pasan su factura. Eso sí, la tieta Amparo, aunque esté malita, no pierde la sonrisa. Estar con ella, que te cuente sus historias y sus anécdotas y charlar de lo humano y lo divino siempre es un placer. Siempre. T'estimem, tieta?", se puede leer en ese texto en el que aprovecha para valorar a la persona que les está ayudando con los cuidados de su tía: "PD: gracias, Lourdes, por cómo la cuidas, por lo a gusto que está contigo y por la tranquilidad y la confianza que nos das".
Imágenes cotidianas cargadas de sentido
Hace tan solo unos días, Octavi mostraba una de las muchas escenas en las que se ocupa de su padre, enfermo desde hace un tiempo. El actor, con toda la paciencia, se encontraba duchándole y explicaba cómo este ha tenido que acostumbrarse a algo que nunca había soportado: que le toquen el pelo. "Mi padre nunca ha podido soportar que le toquen el pelo; siempre le ha dado mogollón de grima, casi rozando lo patológico. Si le acercabas la mano a la cabellera automáticamente te bloqueaba con el brazo, veloz como una gacela, mientras te lanzaba una de esas miradas que lo dicen todo y, por azares del destino, conseguías tocárselo, te pegada un bufido de espanto y ya lo tenías mosqueado para un buen rato", comenzaba Pujades en esa publicación que no tardana en coleccionar los 'likes' por centenas.
"Ahora, en cambio, se deja masajear el cuero cabelludo con el champú todo el rato que haga falta, y puedo acercarme sin avisar por detrás con el peine para alisarle una cresta rebelde, que ni se inmuta. A menudo se dice que las personas o cambian, pero eso no es del todo cierto: depende de las circunstancias. Para el patriarca ese contacto capilar se ha convertido en algo bueno; en una señal de que le cuidas, de que estás por él. Pues oye, bien por él. Si hay que cambiar, se cambia, y tan contentos", era el remate final de unas palabras cargadas de cariño. Como todas las que les dedica a esos mayores a los que les está devolviendo todo lo que le dieron siendo él un niño.
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