Lola Índigo vuela con sus alas de 'dragón' en el WiZink Center: un 'show' dedicado a su abuela

Una de las voces más potentes del pop urbano nacional aterrizó en Madrid y dio una lección de cómo se conjuga el baile con el cante sin ahogarse
Lola Índigo abre la gira 'El Dragón' con un 'show' de altura en el WiZink Center
@oscargilphoto

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'Sold out'. Pero de los de verdad. De los de época postcoronavirus: con la gente de pie, dándolo todo y llenando todo el espacio de un recinto tan emblemático para la música que pasa por Madrid como lo es el WiZink Center. Lola Índigo llegaba con 'El Dragón' a la capital y ponía en valor eso: haber sido capaz de hacer un lleno absoluto, sin las restricciones con las que se contaba la otra vez que colgó el cartel de 'no hay billetes'. Y sin olvidarse, al final del espectáculo, de dar las gracias a cuantos estaban allí, consciente de que muchos hab´rina realizado un esfuerzo económico para adquirir su 'ticket'. En los tiempos que corren, es un gesto que le honra a esta mujer que salió como un auténtico tsunami y que protagonizó un momento tierno, de esos que tanto nos gustan: dedicarle el 'show' a su abuela.

La granadina interpretó varios temas del tirón. Sin parar de moverse sobre un escenario que parecía estar hecho a medida para ella y su cuerpo de baile. Haciendo alarde de esa dedicación anterior a la revelación que le hizo dedicarse a este otro campo artístico en el que ya se ha abierto un hueco más que considerable. Mezclaba los clásicos de su repetorio -porque, a pesar de que su carrera cuenta con apenas seis años de duración, ya ha dado varios pelotazos en el mercado, de esos que sus incondicionales piden en cada concierto. E, incluso, sobrevolando el WiZink Center en un espectacular guiño al nombre de su disco -a pesar de que esta denominación tiene que ver con una famosa fiesta que se realizaba en su ciudad de origen y no al propio animal-.



Un paseo por su música

'Cuatro besos', 'Santería', 'Corazones rotos', 'Toy Story'... los números 1 se iban sucediendo. En ocasiones, realizando 'medley'. Otras, echando mano de éxitos de otros cantantes para intercalarlos en forma de remixes. Entre ellos, el maestro David Guetta. Y, por supuesto, como en cualquier fiesta que se precie, no faltaron los amigos. Esos al lado de los que ha dado forma a colaboraciones. Empezando por Belén Aguilera, que hacía acto de presencia para ayudar a su compañera a entonar 'La tirita'.

Aunque, sin duda, uno de los momentos cumbre llegaba con la salida de Pedro Quevedo. Lo hacía para cantarse 'El tonto', otra de las pistas dentro del 'tracklist' de este álbum de estudio que salía al mercado el pasado mes. Sin duda, uno de los más coreados en una velada en la que, con la cantidad de cambios de vestuario que realizó, demostraba que los conciertos, tal y como ella los entiende, son mucho más que una sucesión de canciones. Que cuentan con una dimensión mayor.




Cómo decíamos, no se olvidó de sus 'must'. ¿Cómo se iba a ir sin cantar ese 'Ya no quiero ná'? Así es como ponía el broche final... o casi. Porque ella sabe lo que cuesta este mundillo y, después de habérselo cantado todo en esa hora y cuarto de espectáculo digna de una clase de gimnasio de alta intensidad, salía para reconocer a esos bailarines que van a estar a su lado en esta aventura. Un detalle de los que marcan la diferencia y que, sin duda, permitirá que se expriman en cada parada.

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