El especial amuleto que acompaña a Manuel Carrasco desde 2008

Manuel Carrasco es música. La voz del abulense nos conquistó a todos desde la primera vez que se subió al escenario de 'Operación Triunfo' allá por 2002, pero mucho ha llovido desde entonces y mucho ha crecido Carrasco desde ese segundo puesto en el talent musical.

La entrega y pasión que ha demostrado tener Manuel en su carrera, todo el trabajado, compromiso, pasión y alma con el que ha ido dando los pasos a la hora de tomar decisiones en su trayectoria le han posicionado como uno de los artistas más importantes de nuestro país.

Eso se dice pronto pero detrás tiene muchos kilómetros en carrera, horas de estudio y ejercicios inmensamente generosos de composición donde se ha abierto a su público con sus composiciones.

La esencia de Manuel Carrasco

Sus canciones son bandas sonoras de vida. Sin embargo, y a pesar de todos sus años en los escenarios, Manuel no se acostumbra y tampoco se relaja.

El cantante no deja de crear y querer sorprender a su público y a sí mismo. Cada disco es una prueba personal que se marca para intentar sorprender con las nuevas canciones, que tanto provocan en la gente. Una revolución de emociones y sentimientos, un viaje a través de la música, que pocos pueden hacer.

Esto también le ha hecho tener que privarse de muchas cosas, muchas muy importantes que son su ADN y su punto de origen. Manuel es un hombre y un artista hecho de valores y principios, de tradiciones y de mar. Porque allá donde va se lleva con orgullo su tierra, el auténtico timón de su vida y su camino. Tal vez por esto, en 2008 y con el lanzamiento de su trabajo Inercia, Manuel apareció en portada con el primer timón de su carrera, pero no sería el último.

La familia, la razón de ser de Manuel Carrasco

Cuarto de cinco hermanos, hijo de José Carrasco y María Galloso, marido de Almudena Navalón y papá de Chloe y Manuel. Carrasco es un hombre de familia, ellos son su vida y el mar, Andalucía, su acento, el ADN tan especial que solo lo sabe quien lo lleva en la sangre, es algo que jamás ha perdido. Eso le hace todavía más grande.

Ese timón que Manuel luce desde hace años, es un amuleto de la suerte muy especial, puede que por superstición o simplemente por tener un gesto al ''lugar al que siempre volver'' a su ''punto de partida'', pero lo cierto es que Manuel Carrasco, que es muy fan de las joyas y los abalorios en su estilismo, jamás se quita este colgante.

Y es que, el timón no es más que una herramienta con forma de rueda alojada en la parte trasera de una embarcación, que a través de su movimiento puede dirigir el barco hacia cualquier dirección. Aunque su lectura más romántica sí que gira alrededor de El tatuaje de la búsqueda de un camino a seguir. Manuel viene de un lugar de pescadores, de sal y arena, de barcos y navegaciones. Algo que le ha marcado y le acompaña en sus maneras de vivir.

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