A Antonio David Flores le pasa factura física la guerra mediática y judicial con Rocío Carrasco
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Apenas ha abierto la boca una vez desde mediados de marzo. Fue poco después de que comenzara el documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'. Lo hizo para dejar claro que no iba a realizar manifestaciones al respecto y que todo el asunto quedaría en manos de sus abogados. Antonio David Flores está atravesando uno de los peores momentos de su vida. Después de ver cómo la justicia desestimaba el caso de presunta violencia de género tras la demanda interpuesta por Rocío Carrasco, la emisión de esa docuserie ha provocado que se le juzgue públicamente. También que Carrasco haya anunciado que van a presentar la documentación pertinente para que se reabra la causa.
El exguardia civil se ha refugiado en el silencio. Pero lo cierto es que, las veces que ha sido captado por las cámaras de televisión, se le ha visto con un gesto más serio de lo normal. No es para menos después de perder su puesto de trabajo, de manera fulminante, y de tener que hacer frente al duro testimonio de su exmujer. Las últimas imágenes de Antonio David son impactantes. En las mismas se ha podido observar cómo ha perdido un número de kilos considerable y cómo tiene la cara demacrada, fruto de las preocupaciones que asolan su cabeza en estos momentos.
Todo este asunto le está pasando factura a nivel emocional y físico. Puede que, incluso, llegue a afectarle a la salud, más allá de la merma en lo relativo a lo mental que tiene que estar sufriendo. Porque el aspecto de Flores no es para nada bueno. Algo en lo que, además de todo este remolino de infomaciones al que estamos asistiendo desde hace casi tres meses, influye el hecho de que haya coincidido con la marcha de su mujer, Olga Moreno, a 'Supervivientes'. Y de cómo se esta valorando su paso por Honduras, imposible de separar de esa guerra familiar que aún se va a ver ahondada por la segunda parte del documental.
La cara, espejo del alma
El estrés, la tensión y la evidente falta de sueño son los signos más que evidentes que se reflejan en el rostro de un Flores que podría ejemplificar, a la perfección, eso de que la cara es el espejo del alma. También su hija ha contestado de manera preocupante -y escueta- cuando ha sido preguntada por cómo estaba su padre. "Está...", fue lo único que salió de su boca y que no invita al optimismo. Nada más. Ahora, esta otra parte del conflicto, parece haber pasado a la estrategia seguida por Carrasco durante las últimas dos décadas: la del mutismo. De hecho, la última imagen de Antonio David Flores en su cuenta de Instagram, data del pasado 24 de abril, de la celebración de su cumpleaños más amargo.
Refugiado en Málaga junto a su hija pequeña, Lola, ha tenido que hacer frente a una presión desmedida y a ese desagradable reparto de carteles en las inmediaciones de su casa y del colegio donde acude la niña con su cara y la palabra "maltratador impresa". Los mismos que obligaron a Rocío Flores a acudir a una comisaría de policía para interponer la correspondiente demanda.
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