Irene Rosales, muy cansada tras la última polémica de Kiko Rivera: “Molesta que quiera trabajar en algo nuevo”
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Kiko Rivera va de polémica en polémica. Cuando parecía que se recuperaba de las críticas por haber solicitado una ayuda de 700 euros al Estado por quedarse sin trabajo debido a las restricciones del ocio nocturno por la pandemia del coronavirus, ha sido protagonista de nuevo, y no precisamente para bien. El hijo de Isabel Pantoja fichó como comentarista de fútbol en Canal Sur pero su fichaje se convirtió rápidamente en el foco de las críticas y no solo por sus ‘haters’, sino también por profesionales del medio que no veían con buenos ojos que alguien externo al mundo del periodismo comentara un partido tan importante.
Fueron tantas las críticas recibidas que rápidamente dejó el trabajo para que se dejara de hablar de él y que no se hiciera una montaña de un grano de arena. Y es que se dijo que por esa colaboración cobró un dineral, algo que rápidamente desmintió la cadena pública andaluza en un comunicado, asegurando que le habían pagado lo mismo que al resto, concretamente 85 euros. Y una de las personas que salieron en su defensa, como no podía ser de otra manera, fue su mujer Irene Rosales, que ha aclarado la polémica una vez más para zanjarla de una vez por todas.
La defensa de Irene Rosales a Kiko Rivera
Después de toda la polémica generada con el último trabajo de Kiko Rivera, que abandonó inmediatamente después de terminar el partido para evitar más críticas, su mujer Irene Rosales ha sido preguntada por la prensa sobre cómo se encuentra el Dj. Al parecer está muy triste por lo sucedido, pero supo desde el principio que la mejor opción era dejarlo para que no perjudique más la cadena ya que “él no tiene necesidad de ir disgustado a un sitio cuando él iba a dar solamente su opinión”. Aunque ha sido mucho más clara y contundente en sus declaraciones: “En la viña del señor tiene que haber de todo, hay gente que le molesta que mi marido quiera trabajar en algo nuevo. Ya no lo llamo trabajar, simplemente colaborar, aprender algo nuevo. Como no le dejan y todo se tiene que criticar, pues nada”, ha dicho.
Y es que este asunto llegó incluso al Parlamento andaluz, algo a lo que Irene quita importancia asegurando que se trata de “cuatro tontos” y que “ni por asomo” él iba a cobrar lo que se dijo, sino que él lo hacía “para aprender, un mundo nuevo, la radio le ha gustado siempre, el fútbol le apasiona”. Y ha querido puntualizar: “a ver si criticamos también a los familiares que enchufan en los ayuntamientos. Por esa regla de tres yo no debería de trabajar en televisión por no ser periodista”, ha asegurado. Unas palabras que zanjan la polémica que llega persiguiendo a la familia desde hace unos días.
“Jamás se me ocurriría jugar con el pan de nadie”
El día que salió a la luz la polémica, Irene Rosales publicó una serie de tweets en los que dejó clara su postura con respecto a este tema y no dejaron a nadie indiferente por la dureza de sus palabras. “Orgullosa de ti siempre! Que se jodan los que tanto critican, que se preocupen de cosas más importantes. Te quiero!”, escribió el día del estreno de Kiko Rivera como comentarista de fútbol en Canal Sur. Lo que no sabía es que poco después tendría que salir en su defensa por la enorme polémica que se había generado. “¿Existe gente con empatía? Nos estamos volviendo crueles… No entiendo por qué hay personas que juzgan cada pasito que da otra… ¿Por qué hay que criticarlo todo? Jamás se me ocurriría jugar con el pan de una persona, JAMÁS. Eso es de ser muy MALA persona”, escribió en la red social.
Orgullosa de ti siempre!
— Irene Rosales (@irenerova24) September 24, 2020
Que se jodan los que tanto critican, que se preocupen de cosas más importantes. Te quiero! https://t.co/83RGP40SKe
“Por cierto, no se puede nunca hablar muy alto, la vida da muchas vueltas”, continuó. “Me da rabia e impotencia que estemos creando un mundo de odio y envidia, en vez de alegrarnos por el bien de los demás”, añadió también, haciendo frente a las numerosas críticas que había recibido su marido por entrar en un mundo que, a ojos de muchos, no le correspondía porque hay muchos profesionales capacitados para ocupar ese puesto que están en el paro y no tienen un apellido que les respalde.
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