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¿Sabías que hasta mediados del XIX no era obligatorio que los médicos se lavaran las manos?

CADENA 100

Locutora CADENA 100

El coronavirus ha cambiado algunos de nuestros comportamientos habituales, uno de ellos el modo en el que nos lavamos las manos. No es que antes no lo hiciéramos, pero ahora dedicamos al menos 20 segundos a hacerlo de la manera en que los expertos nos han indicado.

Además, si algo nos han repetido hasta la saciedad, es que es una buena higiene de manos con agua y jabón es la mejor arma para luchar contra la expansión de la enfermedad.

Sin embargo, por increíble que parezca, lavarse las manos no fue considerado como un método de higiene esencial hasta mediados del S.XIX; ni siquiera en los hospitales. Hoy te voy a contar a quién le debemos algo tan sencillo y beneficioso.

Se llamaba Ignác Fülöp Semmelweis, era húngaro y aunque iba para abogado acabó siendo médico. Su descubrimiento de los beneficios de la asepsia ha salvado muchas vidas pero, soprendentemente, arruinó la suya.

En 1840, cuando trabajaba como médico en el Hospital General de Viena, observó que las mujeres que daban allí a luz tenían muchas más infecciones postparto que las que lo hacían en su casa y lo que era peor, la mortalidad era de un 15% para las primeras frente al 30% de las segundas.

Después de estas observaciones llegó a una teoría: las mujeres ingresadas recbían más visitas de médicos, muchos de los cuales salían directamente del quirófano de operar a otros pacientes e incluso de la sala de autopsias. Así que se lo ocurrió medir qué pasaba si sus compañeros se lavaban las manos antes de entrar en la sala de estas mujeres, algo tan sencillos como poner una jofaina (palangana) con agua y jabón y obligar al lavado de manos redujo las infecciones a menos del 10% de las ingresadas.

No solo no le agradecieron el decubrimineto si no que Sammelweis recibió un castigo. Sus afirmaciones sentaron muy mal entre sus colegas médicos, ya que interpretaron que les estaba culpando de las enfermedades de sus pacientes. Fue despedido y sus técnicas se descartaron.

A los tres años cambió la dirección del centro y adoptaron sus técnicas de asepsia. Pese a su gran descubriminto terminó sus días pobre y deshauciado. En 2015, cuando se cumplían 150 años de su fallecimiento, la UNESCO le reconoció como personaje del año por demostrar que la falta de medidas higiénicas de los médicos transmitían enfermedades a sus pacientes.

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