'¡Ojalá que llueva café!', la canción del verano que canta a la naturaleza

Juan Luis Guerra creó este tema que rápidamente se convirtió en canción con su pegadizo estribillo de "ojalá que llueva café en el campo"
'Ojalá que llueva café', una de las canciones más emblemáticas de Juan Luis Guerra
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La llegada del núcleo del verano hace tomar un mayor contacto con la naturaleza, sea el campo o el mar. Se anhela ese trato con los árboles floridos, con el sol que alumbra y calienta en exceso, sin duda. Se anhela ese viaje a las montañas, a la sierra, a los pueblos que nos vieron nacer, sin olvidar a quienes optan por el agua salobre e inhóspita con las playas, las olas marinas, las arenas que enfrían y caldean los alrededores de la costa por donde pasan miles de turistas.

Pero este tiempo de verano requiere mucha mano de obra para trabajar y recolectar los frutos de la tierra que ha sido removida para obtener los futuros alimentos de las mesas. De esta forma el estío huele a recolección, a playa, a pueblo y a campo, sin olvidar la canción del verano como la que viene hoy, que reúne muchas de las características dichas un poco más arriba. Es el éxito de Juan Luis Guerra “¡Ójala que llueva café!”. Grabada entre 1988 y 1989, sale a la luz en junio de este último año y no hay un solo bar ni discoteca en que no se cante, mereciendo ser una de las canciones del verano.

Juan Luis Guerra, el artífice de la lluvia de café

La letra comienza con el estribillo que da nombre al tema. En ella, Juan Luis Guerra va recorriendo diversas posibilidades de frutos que da la tierra para crecimiento y nutrición del hombre. El deseo es que ojalá llueva café y la cosecha sea buena en el campo. El repaso a esos productos oriundos de las tierras hermanas de Hispanoamérica donde tiene tanta popularidad la yuca, el té, la batata, el pitsalé. El cantante aboga por una cosecha frondosa haciendo frente a la sequía que puede azotar esas tierras.

Y para ello si es necesario ojalá que llueva café, sigue repitiendo. Forjado en música de salsa latina, también tiene ligeras variantes en su trayectoria de música gospel que incorpora a sus ritmos. De hecho, al final son los niños los que hacen coro y repiten el estribillo de forma que no se pierda el deseo, al que se une también el sonido de voces variadas que contribuyen al ritmo de la canción.

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