El recurrente error que cometer al hacer pasta en casa y que escandaliza a los italianos

La pasta es uno de platos más recurridos en  nuestra cocina que hemos heredado de nuestros vecinos italianos, aunque no siempre se hace como debería
Pasta

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La pasta es uno de los platos más populares en nuestra cocina: fácil, rápido y buenísimo. Lo bueno de la gastronomía actual es que son muchas las influencias que se heredan y otras que se cogen para ampliar la oferta. Sabores, técnicas, productos, muchos son los puntos nuevos que entran en juego en las nuevas dietas.

La italiana, de nuestros vecinos, es una de la cocina que más platos hemos sumado. Además, que sobra decir la pasta es un plato universal que, cocinado en sus distintas modalidades, gusta a todos. Eso sí, no siempre se hace como debaría y esto molesta considerablemente a sus fundadores y herederos, comos son los italianos. Hay varios factores que influyen en la elaboración y refinado del plato, errores comunes que de coregirlos haría que la pasta esté de 10, 100% Italia.

A continuación, te explicamos los más sonados para que, desde hoy, puedas impresionar a todos con tu habilidad cocinando pasta.

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1. No tires el agua con el que cocinas la pasta, ¡aprovéchala!

Esta es una de las mayores desconocidas a la hora de cocinar cualquier plato de pasta. El agua con la que cocemos los macarrones, espaguetis y demás, es el mayor tesoro para los italianos a la hora de cocinar la pasta. Normalmente, acercamos la olla al colador y la vaciamos de agua para quedarnos con la pasta ya hecha.

La clave con el agua está en que contiene el almidón que la pasta ha ido soltando durante el cocinado. De esta forma, podemos aprovechar un poquito de esta agua, reservándola cuando ya esté al punto la pasta, para utilizarla en la salsa con la que acompañaremos el plato. Su fuerte es que al usarla en la elaboración gana cremosidad.

2. Pasta al dente significa pasta al dente

Una de las grandes diferencias entre la pasta que podemos probar en Italia y la que hacemos en España suele ser el punto. Se ha popularizado la expresión 'al dente' para referirse a la pasta que no está demasiado blanda ni demasiado cruda, es decir, en el punto justo. Aunque aquí entran los ''gustos para todos'', la pasta perfecta tiene que estar en su punto. 

Para lograr la pasta 'al dente' hay que remover continuamente la pasta. Si después de hacer la pasta vamos a pasarla por la sartén para mezclarla con una salsa, debemos tener en cuenta que la salsa cocinará un poco más los espaguetis, macarrones, etc. En este caso, es recomendable sacar la pasta de la olla un poco más dura de lo habitual y dejar que se termine de cocinar en la salsa.

3. Ojo al agua y a la sal

Como ya hemos visto, parte fundamental del cocinado de la pasta es el agua, que debe estar en su punto de abullición, bien caliente para que se haga como debe y no se quede hecha una pasta. Pero otro punto es la sal. Si eres de los que echa poca sal en el agua con la que vas a cocinar o directamente la echas una vez está la pasta hecha, déjalo. Es común la expresión, relativa al agua de la cocción, de que debe estar “tan salda como el agua del mar”.

Lo suyo es, en una olla grande, poner al menos dos o tres puñados generosos (dependiendo del tamaño de nuestras manos). Más adelante, cuando estemos preparando la salsa, también es recomendable añadir una pizca más a esta. La sal que echamos en el agua le dará sabor a la pasta sin llegar a ‘matarla’ y, al juntarla con salsas que tienden a ser dulces (tomate, queso, etc.) es posible que pierda ese sabor de sal que ha ganado durante el cocinado. Si le añades pimienta le darás otro toque que suma y combina con la pasta.

4. Si lleva nata, no lo llames carbonara

Importante, esta es una de las grandes polémicas. El tema de las salsas es casi tan amplio (o más) que el de las decenas de tipos de pastas que existen. La carbonara es una de las más populares y en España tiene una peculiaridad que horroriza a los italianos que la descubren: cocinamos con nata.

La carbonara de verdad se realiza con una mezcla entre queso, que puede ir ser tanto pecorino romano (receta original), como parmesano o grana padano, con yemas de huevo. El resumen rápido sería batir dos yemas con un huevo entero, juntarlo con 100 gramos de queso hasta conseguir una masa pastosa y, en una sartén juntarla a la pasta ya cocinada sobre la que vertemos parte del agua con el que la hemos cocinado.

5. Cuál comprar, cuidado con la pasta fresca

Por último, y sin entrar en marcas, algunos consejos para comprar pasta en el supermercado. La pasta fresca que hay en los frigoríficos, no es pasta fresca. Lleva fecha de caducidad y lo cierto es que aguanta bastantes días en la nevera. Si quiere pasta fresca hágala usted mismo. Las marcas blancas son baratas, pero tienen un punto de cocinado más rápido. Cuando las hacemos siguiendo las indicaciones del paquete debemos tener en cuenta que, en realidad van estar listas mucho antes, y que va a ser difícil que lleguen a estar al dente.

¡Bon appetite!

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