Mucho ojo si haces esto con tus cosméticos: alerta sanitaria sobre el mal uso que hacemos de ellos

Mucho ojo si haces esto con tus cosméticos: alerta sanitaria sobre el mal uso que hacemos de ellos

 

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¿Quién no ha echado unas gotitas de agua al rimmel cuando está a punto de acabarse para que dure un poco más? ¿O mezclar varias cremas a la vez para multiplicar sus efectos? Son muchos los hábitos que adoptamos diariamente con nuestros cosméticos y que estamos haciendo mal. Y no solo eso, sino que pueden suponer un riesgo para nuestra salud. Hidratantes, tónicos, polvos... Los productos cosméticos están en contacto directo con nuestra piel con lo que debemos conocer los efectos que se derivan de su mal uso con el fin de evitar posibles riesgos. 

Con este motivo, la Agencia Española de medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha identificado una serie de malas prácticas que pueden suponer un riesgo para la salud.

Tras analizar los casos recibidos en los últimos años a través del Sistema Español de Cosmetovigilancia, la agencia advierte que "cierto número de ellos son debidos a un uso inadecuado de los productos cosméticos por parte de los consumidores". Algo que siguiendo unas pautas básicas de buen suo, se podría evitar. 

Antes de salir al mercado, explica "los productos cosméticos son sometidos a una evaluación de la seguridad para la salud humana, teniendo en cuenta el perfil toxicológico de cada uno de los ingredientes, el modo de aplicación, la información del etiquetado y la población a la que va dirigido".

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Pero la seguridad del producto en otras condiciones de uso que no sean "las normales o las razonablemente previsibles, no está garantizada". En el uso inadecuado de los productos se pueden distinguir dos situaciones; por un lado el mal uso del producto en sí, y por otro lado, malas prácticas asociadas al uso de estos productos.

El mal uso del producto cosmético, "se da cuando el consumidor consciente o inconscientemente no tiene en cuenta la información suministrada por el fabricante en el etiquetado del producto, lo cual puede suponer un riesgo para su salud". Estos sucede cuando por ejemplo "no se sigue  el modo de empleo indicado en el etiquetado, no se consideran las advertencias indicadas en el etiquetado, se utiliza el producto para un fin distinto al previsto por el fabricante, no se respeta la fecha de duración mínima o el plazo de utilización del producto después de la apertura (PAO), indicado en meses o años dentro del siguiente símbolo:

En cuanto a las malas prácticas asociadas al uso de productos cosméticos suceden cuando "el consumidor aplica determinadas prácticas muy extendidas que, si bien parecen inofensivas, modifican las características que los fabricantes han considerado al realizar la evaluación de la seguridad de sus productos". . Las más habituales son las siguientes:

Diluir el producto: "A menudo se diluyen los productos cosméticos con el fin de aumentar su volumen, mejorar su fluidez o rehidratarlos. Está practica puede contaminar microbiológicamente el producto y afectar negativamente al conservante al diluirlo. Además, también puede afectar a la eficacia, seguridad y a la estabilidad de la formulación"

Mezclar productos distintos que no están destinados por el fabricante a mezclarse: "La seguridad del producto resultante no puede asegurarse, dado que sus ingredientes pueden reaccionar generando otros no identificados, y por un efecto sumatorio alcanzarse niveles no seguros de ingredientes comunes".

Trasvasar el producto a otro recipiente: "Al trasvasar un producto cosmético se corren dos riesgos, el primero es que se pierden las garantías de información del fabricante como la lista de ingredientes, las advertencias, el modo de empleo y la trazabilidad. Además, debido a la manipulación se incrementa el riesgo de contaminación microbiológica".

Rellenar dispensadores comunitarios no reutilizables: "Esta práctica tiene los mismos riesgos que la de trasvasar un producto a otro recipiente, se pierden las garantías de información e identificación del producto que figuran en el etiquetado, y se incrementa el riesgo de contaminación. Una vez acabado el producto, los envases deben ser eliminados, su reutilización no garantiza un uso seguro, pudiendo poner en riesgo la salud de consumidores"

Conservar los productos inadecuadamente: "La exposición a temperaturas extremas o a la luz solar directa así como no cerrar los envases o que estos estén sucios, puede afectar tanto a la estabilidad como a la seguridad del producto".

Compartir productos cosméticos que pueden estar en contacto con fluidos orgánicos y mucosas, como lápices de ojos o barras de labios: "Este puede ser el origen de la trasmisión de enfermedades infecciosas como, por ejemplo, conjuntivitis o herpes".

Utilizar el producto con las manos sucias: "Especialmente cuando el envase permite el contacto directo del consumidor, como es el caso de los tarros, ya que se incrementa el riesgo de contaminación microbiana del producto".

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