La emoción de Karlos Arguiñano al contar el secreto de sus 52 años de matrimonio: “Hay que estar atento”

Karlos Arguiñano es uno de los referentes de nuestra televisión y llevamos viéndole en pantalla desde hace 35 años. Es el cocinero más famoso de la pequeña pantalla y forma parte del día a día de numerosas generaciones porque su programa ha ido evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos. Por eso, llegamos a sentirle como uno más de nuestras familias y de ahí que empaticemos tanto con su vida privada, en este caso con la historia de amor que tiene desde hace más de 50 años con su mujer Luisi.

Ambos tienen 7 hijos y 13 nietos de los que presumen siempre que pueden y llevan 52 años casados, por lo que el chef ha querido dar las claves necesarias para la longevidad de un matrimonio como el suyo. Lo ha hecho en el programa ‘Y ahora Sonsoles’ en su cadena Antena 3 y respondiendo a las preguntas de Sonsoles Ónega, que ha conseguido arrancarle la emoción al mostrarle algunas imágenes de su mujer hablando de cómo logró conquistarla.

Karlos Arguiñano da el secreto de su matrimonio de más de 50 años

“Vino a estudiar hostelería y yo fui una vez a la disco a bailar pero a mí me gustaba otro chico, me apareció Karlos y yo mirando al otro. Así como 10 veces. Y yo: ‘qué pesao este tío, qué horror, qué rollo’. Al final me enamoré”, contó Luisi en un programa de la eitb presentado por su hijo Joseba. Unas imágenes con las que Karlos Arguiñano se ha emocionado por completo recordando aquel día en que se enamoraron y dejándonos un consejo: “El que la sigue, la consigue. Hay que estar atento”.

“Llevo 52 años casado, yo inventé el matrimonio”, ha dicho también entre risas. Y es que como dicen, todo se pega menos la hermosura, y a ellos se les ha contagiado esa gracia innata que tienen. “Mi mujer es muy graciosa porque cuenta las cosas tal cual, siempre dice lo que piensa y al momento. Seguimos como cuando nos conocimos, en la pelea, es una cosa maravillosa”, ha comentado.

La familia, su gran pasión más allá de la cocina

Y es que, según él, “ahora la gente se enfada muy rápido, no se aguantan”. Porque muchas rupturas se producen por discusiones tontas porque se ha gastado el amor. “Se gasta todo, como los zapatos, pero al final si estás donde hay buenas personas y sabes aguantar momentos, te vas conociendo, hay que ir llevando eso con un encanto. Cuando no se puede aguantar, no se puede, pero por cualquier tontería mandar al carajo todo… cuidadín”, ha dejado claro. Y también gracias a su familia, a la que están muy unidos: “En casa todos los domingos del año es Navidad, nos juntamos todos. Qué suerte en esta vida tener tanta familia y todos viviendo en el mismo pueblo, en Zarautz. Mi mujer es como una gallina cloaca, al final todos alrededor”, ha expresado.