Fernando Tejero saca a la luz el drama que atravesó al caer en el pozo de la depresión: "Salir de esa cárcel"
Tiempo de lectura: 2’
Cada vez son más los rostros conocidos que se abren a hablar de sus problemas de salud mental en un intento por desestigmatizar unas enfermedades que, hasta el momento, se habían tratado de una forma muy velada. El último en hacerlo ha sido Fernando Tejero, que se ha abierto como pocas veces le hemos visto para tratar asuntos personales en una entrevista concedida al diario '20 minutos'. Ha sido en ese marco, ante el periodista Saúl Ortiz, donde se ha explayado a la hora de profundizar en una depresión que le hizo vivir la etapa más trágica que recuerde en sus 55 años de vida.
Un tema que empezaba a tratar después de ser preguntado por si se le da a la salud mental. "No, en absoluto", comenzaba así de tajante a responder y proseguía reflexionando sobre un asunto que ha cogido peso, pero no lo suficiente en la sociedad: "Las enfermedades mentales se han convertido en una epidemia silenciosa que cada vez está teniendo más magnitud. Además de tender a la melancolía, yo he pasado por una depresión muy grande y afortunadamente me puedo pagar un psicólogo. Sin embargo, hay criaturas mileuristas que, por desgracia, no se lo pueden permitir. Yo no solamente denuncio, sino que exijo que haya más atención a la salud pública".
"La primera vez que acudí al psiquiatra me preguntaba si estaba loco o qué pensaría la gente de mí. Reconocer que me he tenido que medicar me ha costado, pero creo que es mi obligación contarlo, darle altavoz para que el mundo se entere. Es fundamental para ayudar a la gente que realmente lo necesita. Nadie está a salvo de esto", se sinceraba, reconociendo todo lo que le costó asumir qué era lo que le estaba pasando y que iba a necesitar ayuda. ¿En quién se apoyó para sacar cabeza de ese pozo? "Principalmente en mis amigos, aunque me hubiese gustado tener más confianza con mi familia a la hora de abordarlo, pero lo cierto es que cuando estás en estas circunstancias no quieres hacer demasiado daño. Finalmente, uno busca desahogo más allá de la ayuda terapéutica y acabas pidiendo ayuda a la gente que tienes más cerca. Yo, que no había hecho deporte nunca, acabé enamorado de él".
La cárcel de la depresión
"Gracias a todo eso conseguí salir de esa prisión que es una depresión. Tuve días en los que me costaba levantarme de la cama, que era incapaz de salir de ella", explica cómo fue ese final feliz al que llegó, sin olvidarse de la importancia de la comedia y poniendo de relieve el trabajo de quienes nos hacen reír: "Creo que debería haber muchos más talleres de risoterapia. El sentido del humor es muy necesario. Cuando alguien por la calle se me acerca y me dice que gracias a una interpretación mía se ha sentido mejor, me satisface muchísimo. Sobre todo porque a mí me hubiera encantado tener a alguien en los momentos más complicados".
