Fabiola Osborne se muestra sin filtros y con canas: "No tengo miedo a mi edad pero..."
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Fabiola Osborne es de esas mujeres que tanto nos gustan y es que siempre se ha mostrado de lo más natural. Por eso ha querido compartir con sus seguidores con naturalidad lo guapa que está sin filtros y sin teñir. Como a muchas mujeres a la mujer de Bertín Osborne le encanta cuidarse pero no tiene miedo ninguno a la edad y sus consecuencias y así lo ha hecho saber.
Fabiola Osborne ha compartido un vídeo en el que aparece cantando y bailando de lo más natural, esta muestra las canas que tiene y como es su cara tanto sin filtros y sin maquillaje. Junto a este escribía muy acertadamente: “Aquí mi cara sin maquillaje y mi pelo sin teñir... para aquellas personas incrédulas que piensan que el alma se disfraza con un filtro”.
Fabiola Osborne sin maquillaje y con canas
Y es que las redes sociales son de lo más engañosas por eso ha querido mostrarse tal y como es fisicamente: “No tengo miedo a mi edad pero soy presumida, me gusta verme bien, maquillarme y ser coqueta…”, continuaba escribiendo en su red social.
Desde luego que a sus 47 años, Fabiola Osborne se encuentra perfecta. Incluso más ahora, cuando ella misma ha asegurado que ha aprovechado este confinamiento y el verano para cuidarse más que nunca haciendo ejercicio prácticamente a diario.
El gran cambio físico de Fabiola Osborne después de seis meses
Desde hace más de seis meses, Fabiola Martínez asegura que se marcó conseguir una serie de "objetivos físicos". Gracias a sus redes sociales hemos podido verla dándolo todo. En cada esfuerzo físico que ha hecho y en cada pedalada en bicicleta estática, ha luchado para no rendirse y el resultado ha merecido la pena: “Cuidarse no es solo un tema estético. Tú también puedes... Si de verdad lo quieres", animaba a sus seguidores en sus redes sociales.
Recientemente, Fabiola recuperaba una foto de su pasado como modelo y compartía una valiosa reflexión: "Hubo una época de mi vida dónde creía que lo más importante era cultivar y trabajar el cuerpo, pero entonces fui madre y aprendí una lección más importante de mi vida: "La única belleza inalterable no se ve, se siente en cada acto de bondad, generosidad y respeto hacia uno mismo y hacia los demás".
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