La dolorosa despedida de Tamara Falcó a su padre, el marqués de Griñón: fría y breve

El coronavirus se está llevando por delante a rostros queridos por el público. Ha sido el caso de Carlos Falcó, el marqués de Griñón, que falleció el pasado 20 de marzo, a los 83 años de edad. Ingresó el domingo 15 y, aunque estaba grave, su estado era estable.

Fue su hija mayor, Xandra, la que viendo la seriedad de su situación, decidió llevarle al hospital y, allí, en sólo cinco días, la situación se agravó y los médicos sólo pudieron certificar su muerte. Tamara Falcó, la que probablemente era su hija predilecta, no se había pronunciado sobre el fallecimiento de su padre, y nada sabíamos de ella.

La primera imagen de Tamara Falcó tras la muerte de su padre

Ahora, que la revista 'Lecturas' ha publicado en su portada la imagen de Tamara, con una mascarilla de alta protección, guantes de plástico y vestida de riguroso luto. Una foto en la que solo se ven unos ojos que son el reflejo de una profunda tristeza, propia de alguien que ha perdido a un padre al que adoraba y con quien tenía una relación tan estrecha. La instantánea muestra a Tamara, que al parecer sufrió un ataque de ansiedad cuando recibió la noticia, llegando al crematorio Sur de Madrid, donde se le ofreció un pequeño responso de apenas cinco minutos a Carlos, antes de ser incinerado. Una despedida distinta a la acostumbrada, pero marcada por las medidas excepcionales que se están tomando en los tiempos que corren. Sin besos, abrazos ni gestos de consuelo. Y acompañada por dos de su cuatro hermanos de padre, Manolo y Xandra.

La herencia del marqués de Griñón

Su esposa, Esther Doña, no asistió al crematorio, pues está en cuarentena en el domicilio conyugal, la Finca El Rincón, en Aldea del Fresno, porque está contagiada de coronavirus. Aun así, no ha dudado en dedicarle a su esposo unas líneas en las que solo muestra el cariño que se tenían: “Se merece todos los homenajes del mundo, se ha ido una persona irreemplazable, un hombre que siempre ha luchado por sus ideales, que ha vivido según su corazón, con un carisma único y una personalidad envidiable. Siempre ha sido feliz y siempre era positivo, por muchas adversidades que tuviera. El mejor legado que me ha dejado es su forma de entender la vida. Me siento tan orgullosa de haber vivido con él estos últimos años y de hacernos tan felices el uno al otro. No tengo palabras para describirle…” Y continúa: “Sólo nos queda ya su bello recuerdo. Hasta el último momento luchó por seguir adelante y con la ilusión del futuro. Carlos ha sido lo mejor para todos.”

A ella la conoció en 2015 y dicen que fue un flechazo. En 2016, y en secreto, hicieron oficial su unión. Parece ser que, en ese momento, Esther accedió a firmar un documento en el que renunciaba a cualquier derecho de herencia, salvo el que Carlos Falcó decidiera poner en su testamento.

¿Pero qué pasará con la herencia? El marqués ya le vendió parte de sus viñedos a sus hijos mayores, que hoy gestionan la empresa vinícola, y a La Hacienda Florita, propiedad de Víctor Redondo Sierra. Ahora, solo quedaría leer el testamento y conocer la última voluntad del marqués, aunque es lo último en lo que la familia Falcó piensa ahora mismo.

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