La condición que Marta López Álamo le pone a Kiko Matamoros antes de pasar por el altar
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Parece que suenan campanas de boda en la familia Matamoros. Desde que Kiko, el patriarca, comenzara una relación sentimental con la modelo Marta López Álamo, la edad no ha sido un impedimento, pues el colaborador de televisión tiene 40 años más que ella. Una cifra que en un comienzo impactó mucho en sendas familias, aunque a día de hoy incluso Marta, a excepción de Anita, mantiene una muy buena relación con los hijos de su pareja como Laura o Diego.
La modelo andaluza siempre ha dejado caer, tanto a su chico como a los medios de comunicación que es una joven con costumbres muy clásicas y que espera pasar por altar con el colaborador de ‘Sálvame’. Sin embargo, tiene una advertencia clara: debe hincar rodilla para pedirle matrimonio. Y es que no cabe duda que, además de una próxima maternidad, Marta tiene claro que quiere casarse con él a toda costa.
Durante estos últimos meses la modelo ha estado inmersa en el mundo de las pasarelas y las semanas de la moda aunque no ha podido evitar responder a las preguntas de los reporteros cuando le preguntan por este asunto. Ella dice que sí, que rotundamente le diría que sí a su chico aunque también ha aclarado que “no hay prisa”. “Si estoy con una persona es porque me quiero casar con ella”, sin embargo ha afirmado que, por el momento, “están maravillosamente bien y perfectos”.
Hace tan solo unos meses que dieron el paso de irse a vivir juntos y, pasar por el altar sería una pasarela que Marta tiene claro que va a desfilar junto a la expareja de Makoke.
LA COMPLICADA TAREA DE BUSCAR CASA
Ante la sorpresa de Kiko y Marta, que tenían una casa que les había encantado, tuvieron que buscar otra. Como el propio Kiko Matamoros ha explicado en 'Sálvame': "Vi una casa maravillosa, cerca del Paseo de la Castellana y que encajaba perfectamente con mis necesidades y las de mi pareja, además de un arquitecto bastante reconocido y con un diseño estupendo". Recién se separó, el colaborador se fue a vivir a un hotel y después a otro. Cerca del último hotel donde estuvo, vio una casa que le enamoró y ya tenía clarísimo mudarse allí con su chica. Sin embargo, hubo un problema. Un inconveniente por parte de una tercera persona... Todo por la fama de Kiko.
Cuando todo parecía encajar a la perfección, la cosa se torció. "Yo estaba encantado y los dueños también encantadísimos", ha dicho Kiko, pero ha añadido que "la segunda vez que fuimos a ver la casa para medir ya y pedir los muebles, había dos paparazzis en la puerta..." Ahí empezó el dilema. "La presidenta de la comunidad llamó al propietario y le dijo 'nos va a jorobar la vida a todos, vamos a tener los paparazzis en la puerta y no vamos a tener intimidad' y me dijeron que no", ha contado. ¡Menuda sorpresa! Ninguna gracia para Kiko y Marta.
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