¿De dónde salió el amigo invisible?

Seguramente empezarías a hacer esto en las clases del colegio o del instituto. de ahí viene mi primer recuerdo del amigo invisible. Se acercaban las fechas navideñas, las clases eran cada vez más relajadas y todos estábamos ya pensando en el turrón y los polvorones. Entonces nos juntábamos toda la clase, sacábamos un estuche de lapiceros, lo vaciábamos y cada uno escribíamos nuestro nombre en un papelito que después doblábamos y metíamos en él. ¡Qué buenos tiempos!

Con el paso de los años, seguramente seguirás haciendo esta tradición en tu empresa con los compañeros de trabajo. Es una manera genial de acercarnos un poco más y descubrir cosas uno de los otros. Al fin y al cabo, por lo menos tienes que entablar una agradable conversación con tu "amigo invisible" al intercambiar los regalos.

Y es que tiene ese aroma a nuestra infancia y por eso nos encanta, pero no deja de ser una tarea más que se nos acumula en estas fechas y su correspondiente desembolso económico, que por lo menos, siempre suele ser bajo, pero... ahí está. Pero, ¿de dónde viene esta tradición? ¿Lo sabes?

Se dice, se cuenta y se comenta que allá por el siglo XIX, las mujeres casadas en Venezuela tenían prohibido tener amigos íntimos, por lo que no podían intercambiarse regalos de estos en fechas señaladas. Pero hecha la ley, hecha la trampa, la gente empezó a hacer intercambios de regalos a través de la suerte apuntando los nombres de los participantes en papelitos y cogiéndolos al azar. ¿Te suena? Dicen que a esto se lo denominó "compadre de papelito". Al cabo de los años esta ley se revocó, pero la tradición ya había germinado.

De ahí evolucionó y salto a otros países debido a la inmigración y se fue asentando como una costumbre más. Y ese es el (posible) inicio del Amigo Invisible.

Feliz tarde de domingo. Un besazo bien grande de Dani Vara.