La radical decisión de Jordi Cruz en 'Masterchef' con dos de los favoritos

En el ecuador del programa la tensión se respira en el ambiente y cualquier error es decisivo
Jordi Cruz

 

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Este martes volvimos a tener nuestra ración semanal de 'Masterchef', siendo cada vez más intenso ya que con ocho concursantes la final parece estar a la vuelta de la esquina. En este programa la tensión estuvo muy presente, como siempre, pero en esta ocasión la nube negra se colocó encima de algunos de los favoritos, pero no de manera desmerecida. Al final, una persona debía abandonar el concurso y todos iban a luchar para mantenerse dentro.

El destrozo del tomate

En ocasiones, el programa decide centrar sus pruebas en un alimento concreto para rendirle un homenaje a su manera. Para el primer desafío el elemento central fue el tomate, “una de las hortalizas más consumidas del planeta”, así que los aspirantes tenían que realizar tres elaboraciones diferentes, designadas por el programa. La mecánica era sencilla, competían unos con otros a ver quién hacía las cosas más mejor, para poder pasar a hacer el siguiente nivel y así hasta llegar al final.

Carlos, conocido por ser uno de los concursantes más polémicos y creídos de esta edición, antes de comenzar la prueba ya tenía claro que o él o Carmen serían los vencedores, aunque para su desgracia no fue así. Para comenzar debían elaborar un gazpacho clásico en quince minutos, pero el suyo fue duramente criticado “no le has echado ni sal ni vinagre, ¿eso es un gazpacho?”, le preguntó Pepe. Jordi se sumaba a estas críticas “es terrible este gazpacho”, pero como suele ser habitual Carlos no aceptó las críticas “a mi me gusta, no puedo decir en el paladar de los demás, pero a mí me gusta”.

Tras esto los aspirantes tuvieron que hacer una salsa de tomate y a la prueba final solo llegaron Aleix y Samira. Para decidir el vencedor debían cocinar un buen bonito con tomate y, aunque Aleix es experto en pescado, fue la joven la que consiguió triunfar.

Prueba de exteriores al lado del mar

Los concursantes se desplazaron hasta el Palacio de la Magdalena en Santander, donde cocinarían un menú diseñado por Pachu, Candela y Jaime, tres participantes de la edición junior. Samira, como ganadora, tenía dos grandes privilegios: ser capitana y elegir con quiénes trabajar. El otro equipo estaría sin líder y lo formarían las personas que ella no quisiera. Teresa, Carlos, Carmen y Natalia fueron los descartados, pero tuvieron la oportunidad de elegir los platos que iban a cocinar.

El cocinado no fue el mejor, pero fueron capaces de sacar todo adelante. Aun así, aunque Samira pudo elegir mucho “la capitanía te ha venido grande”, le dijo Pepe, aunque su equipo terminó alzándose como ganador. Carlos no estuvo muy de acuerdo y comenzó a refunfuñar, pero los jueces no se lo permitieron “a partir de ahora, deberías estar más preocupado por ti que de lo que digan tus compañeros”.

 

La sorpresa en la prueba de eliminación

Los concursantes salvados siempre son reprendidos porque desde el balcón intentan ayudar a sus compañeros, en ocasiones incluso demasiado. Sin embargo, en esta ocasión fue por el apoyo que estaban dando a solo algunos de los aspirantes. Aleix y Aitana, sobre todo, intentaban animar a sus amigos desde arriba y, por ello, Jordi Cruz se cabreó “es una falta de respeto que estéis animando a unos y a otros no”. Por ello, el juez decidió entregarles dos delantales negros que les llevarían directamente a la prueba de eliminación del próximo programa.

Para esta prueba final tuvieron que reproducir un postre de Jordi, algo no muy sencillo, “ya os digo que no es nada fácil” asumía el chef. Cuando los jueces probaron los platos hubo una concursante cuyo postre no obtuvo el resultado que debería. Natalia asumía sus errores “me voy a ir hoy” y acertó, una de las concursantes más queridas, la diseñadora de lápidas, tuvo que abandonar. “Me voy orgullosa, porque no daba un duro por mí. Me quedo con todo lo bueno que he vivido aquí, que ha sido mucho”.

 

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