Y llegó tu boda

Dicen que los amigos son la familia que se elige. Los hermanos, sin embargo, nos vienen impuestos, como ese compañero de mesa con el que compartes a la fuerza más tiempo que con tu pareja. Y, al igual que con ese colega de oficina, la relación con los hermanos incluye momentos de todo y para todos los gustos. 

A veces, sus alegrías nos llenan más que las propias, y sus peores momentos nos pueden llegar a doler más que cualquier pena que nos inunde. Es un vínculo realmente indescifrable.
No por casualidad Eva nació en segundo lugar, entre Natalia, la hermana mayor de libro, y Ester, la niña en ocasiones muy al abrigo de sus padres.

No sabemos si se debe a esta situación intermedia, pero el caso es que la protagonista de este escrito siempre ha destacado por ser una mujer fuerte, independiente, segura de sí misma, luchadora y honesta. Franca consigo misma y con todos nosotros. 
Aunque a veces las verdades duelan, la libertad que siempre ha caracterizado a Mamen nos ha ayudado a todos a tener una relación más auténtica y profunda, basada en un cariño real; sin adornos ni envoltorios. 
 

Siendo así, no sorprende que encontrara un zapato a su medida en la figura de Manu, un hombre noble que la ha querido tal y como es, y a su vez se ha dejado querer por ella cada día un poco más desde que iniciaron su relación, algo que en ocasiones nos cuesta más de lo que imaginamos.
Con él, estamos seguras de que su vida será más completa a partir de hoy. 
La distancia los probó y los reforzó, y ahora ha llegado su recompensa: el “sí quiero” que durará hasta el final de sus días. 

Gracias por estar en nuestras vidas, aunque tus hermanas no te eligieran. Gracias por ser tan buena hija y dar menos guerra a los papás que otras. Gracias por estar siempre al 100% cuando te hemos necesitado aunque no lo pidiéramos directamente. Gracias por tu autenticidad y entrega incondicionales, y por hacernos partícipes de estos momentos que hoy nos emocionan de corazón a todos cuantos estamos aquí y os deseamos lo mejor.