Alba Santana, la hija a la que renunció Mila Ximénez que le ha devuelto el favor cumpliendo sus últimos deseos

Para Mila Ximénez su hija Alba Santana era lo más importante que tenía en su vida, además de sus nietos y sus hermanos
Alba Santana ultimo adios a Mila Ximenez en Madrid
Redactora CADENA 100

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Tras un largo año batallando contra el cáncer como una guerrera, Mila Ximénez ha fallecido a los 69 años. Y lo ha hecho como ella quería, en su casa y rodeada de su familia. Sus tres hermanos Manolo, Concha y Encarna no se han separado de ella en ningún momento y tampoco su hija Alba Santana, pieza fundamental en su vida y quien hizo saltar todas las alarmas con su viaje precipitado a Madrid desde Ámsterdam, donde vive junto a su marido y sus dos hijos, que no han podido estar presentes en el último adiós a la colaboradora por la lejanía y porque aún son muy pequeños como para vivir algo tan triste muy de cerca.

Alexander y Victoria, que así se llaman los hijos de Alba, eran un gran aliciente para Mila en su lucha contra el cáncer y siempre que podía desde que nacieron les nombraba. Son muchos los mensajes que le han llegado por su parte, los últimos en ‘La última cena’ el día de Nochebuena, donde rompió a llorar al escuchar sus vocecitas deseándole unas felices fiestas. Su vida en diferentes países debido a la profesión del yerno de Ximénez les ha impedido pasar todo el tiempo que les hubiera gustado juntos, pero ahora saben que tienen un ángel que les cuidará desde el cielo.

Alba Santana, el mayor apoyo de Mila Ximénez

Alba Santana siempre ha dado la cara por su madre Mila Ximénez, incluso viajó hasta Honduras para darle una sorpresa en ‘Supervivientes’. También hasta Guadalix mientras su madre concursaba en ‘GH VIP’. El vínculo que existía y que seguirá existiendo de por vida entre ellas es inquebrantable a pesar de lo complicado que se lo ha puesto la vida, y es que cuando era muy pequeña Mila tuvo que renunciar a ella y dejarla con su padre Manolo Santana para darle un futuro mejor. “Ella me ofreció la mayor prueba de amor que puede ofrecer una madre: renunció a mí para que yo tuviera un futuro. Y lo hizo con todo su amor y rota de dolor”, contó en una entrevista para la revista ‘¡Hola!’, una de las pocas veces que ha hablado sobre el tema públicamente.

Muy discreta con su vida privada, siempre se ha mantenido alejada del foco mediático, a excepción de esas veces que ha sorprendido a su madre cuando más lo necesitaba. “A veces no tenía ni para pagar la luz y ella quería lo mejor para mí”, comentó en otra de sus entrevistas. Y es que siempre ha alabado el papel de su madre y ha aplaudido la decisión que tomó en su infancia por muy dura que fuera porque sabe que lo hizo por su bienestar. Ella fue la primera en enterarse de que padecía cáncer y no se lo contó a nadie hasta que su hija no lo supo, uno de los momentos más difíciles que han vivido juntas pero que siempre intentaron sobrellevar con la mejor de sus sonrisas.

Mila Ximénez lágrimas sorpresa Alba Santana y nietos


La vida de Alba Santana en Ámsterdam

En el tanatorio Alba Santana se ha mostrado rota de dolor, vestida completamente negro, gafas de sol y mascarilla incluidas, para que no se le pudiera ver el rostro. Y es que aunque ha estado arropada por sus tíos en todo momento, le ha faltado otro de sus pilares fundamentales, su marido, el empresario judío Aviv Miron, con el que lleva muchos años de relación y con dos hijos en común. Ambos estaban tan enamorados que se casaron en el año 2006 y desde entonces su amor está más que sellado y Mila siempre presumía de lo mucho que se querían su hija y su yerno. Ámsterdam es la ciudad donde actualmente residen pero debido a su trabajo han vivido en numerosos países como Suiza, donde se conocieron, o Londres, algo que les ha impedido estar cerca de la periodista todo lo que les habría gustado. Pero su unión ha sido siempre tal que nada se les ha puesto por delante y ahora podrán disfrutar de ella como un ángel que les cuida desde el cielo. Y precisamente ha sido ella la elegida para cumplir su última voluntad, que sus cenizas viajen hasta la capital holandesa para que sus restos descansen en paz allí ya que su deseo era trasladarse a vivir con ellos cuando la pandemia pasara y las aguas volvieran a su cauce. Una petición dolorosa pero que podrá compartir con su marido, otro de sus pilares fundamentales que seguro le arropará mucho en estos momentos tan tristes.

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