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Estos mitos que nos contaban de pequeños son falsos

Mateo & Andrea desmitifican esas cosas que te decían tus padres

Igual a ti no te ha pasado como a nosotros. Pero, ¿tus padres, de pequeño, te intentaban engañar con teorías absurdas para que no hicieras ciertas cosas? Es que anoche, Mateo se fue a cenar a casa de su hermana y su sobrino Alejandro, que tiene 3 años, se comió un chicle y se lo tragó del tirón. "Y me hizo muchísima gracia escuchar a mi hermana decirle que se le iban a pegar las tripas", que es una de las típicas mentiras piadosas que te dicen tus padres de pequeños para que no hicieras algo. Y Mateo solo quiere una cosa: que Andrea no lo haga con su hija porque a él le creó un trauma. "Que yo viví toda mi infancia con el miedo a que se me fuera pa'trás el chicle y me tuvieran que ingresar en el hospital".

Pero la realidad es otra. Y es que estas mentiras se llevan soltando toda la vida porque funcionan. Y si esto es así, Andrea va a tener que hacerlo con su hija. Eso sí, Mateo no sabe cómo lo consigue la gente. Claro, él no se imagina diciéndole completamente serio a un niño que si se come la pipa de una sandía le crecerá en el estómago. Él se reiría.

LAS PEORES MENTIRAS DE PADRES A HIJOS

La que más le gustaba a Mateo era una que le decía a su hermano su madre. Como no le gustaba la verdura, ella le decía que cuanta más verdura comías, más guapo te volvías. Y ahora se lo echa en cara, porque el más guapo de los dos es Mateo. Sin embargo, la de Andrea era distinta, aunque también relacionada con el físico y con la comida. Le decía que las niñas que comían en casa tenían pelazo. Y se puso de merluza hasta arriba. Y el pelo no mucho, pero el ácido fólico lo tiene de 10.

Otra de las que oía Mateo en su casa era la de que si decía mentiras, te salían manchas blancas en las uñas. Y eso que Mateo era más bueno que el pan. Pues aún así, cuando le salía una, le daba vueltas a la cabeza pensando: "pero si yo no he mentido... ¿por qué me sale esto?". Y nos ha escrito por ejemplo Rebeca, de Salamanca. Nos ha dicho que su madre le repetía constantemente esto de que se tomara el zumo de naranja rápido, que sino se le iban las vitaminas. Que pensándolo ahora, qué tontería. ¿A dónde se van a ir? ¿Volando? Y Sebas, de Madrid, estaba obsesionado con volar y siempre se tiraba por las escaleras intentando planear hacia abajo. "Evidentemente solo conseguía hacerme chichones en la cabeza y mi padre me acabó diciendo que las personas solo podían volar cuando cumplieran los 18 años. En ese momento, para mí, tuvo todo el sentido del mundo".

Mateo & Andrea te esperan cada tarde, desde las 17h hasta las 20h, en CADENA 100 con la mejor variedad musical. Además, tienen un número de teléfono donde puedes ser partícipe tú también, contarnos tus historias, lo más divertido. Este en un programa donde tú eres la clave: 662 100 664. ¡Llámanos!

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