¿Cómo se realizó la primera vacuna?

Marta Docampo sigue enseñándonos 'Curiosidades desde el sofá' y nos explica cuál es la historia de la primera vacuna

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¿Cómo se realizó la primera vacuna?

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  • Marta Docampo
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La mejor noticia que podríamos recibir es este momento es que los científicos, que están trabajando sin descanso, han encontrado un vacuna contra el coronavirus. Las vacunas han conseguido salvar millones de vidas a lo largo de la historia, así que hoy te voy a hablar de la primera, la que consiguió acabar con la viruela.

Antes de nada de nada merece la pena que te cuente esta historia. En 1717 la mujer del embajador británico en Estambul, Lady Mary Wortley, descubrió que sus amigas turcas se infectaban a propósito con pus de enfermos de viruela, e incluso lo hacían también a sus hijos. En ese momento sufrían la enfermedad de manera leve y luego quedaban inmunizadas. Ella, que había sobrevivido a la enfermedad aunque con muchas secuelas, no dudó en inoculárselo a sus hijos. Este método turco se conocía como variolización.

Se llevó el método a Inglaterra y aunque algunos personajes de la alta sociedad lo probaron, lo cierto es que entre la oposición feroz de la clase médica y que no era del todo seguro (entre un 1y un 3% de los inoculados fallecían), nunca llegó a progresar masivamente.

Tendría que pasar casi un siglo para que en 1796, el médico inglés Edward Jenner realizara la primera vacuna de la historia. Jenner había sufrido la enfermedad de pequeño y eso influyó para que dedicara 20 años de estudio a buscar un remedio eficaz contra la viruela más allá de la variolización que, como te he dicho, no era muy segura.

Algunos médicos ya habían observado que los granjeros y lecheras que estaban en contacto con las pústulas de viruela que tenían las vacas en las ubres, se contagiaban de la llamada viruela bovina. La transmisión les causaba unas ampollas en las manos pero luego les dejaba inmunizados contra la enfermedad humana, ya que sus familias fallecían pero ellos no. Así que pensó que aquí estaba la solución, pero tenía que demostrarlo.

Eligió como paciente cero al hijo de su jardinero, un niño de ocho años de nombre James Phipps. Extrajo pus de las ampollas de viruela de una campesina y se la inoculó al niño. Al cabo de una semana enfermó levemente y se recuperó sin problemas. Seis semanas después, vino la prueba de fuego: le infectó con viruela humana y, afortunadamente, tuvo razón y el niño no tuvo ningún tipo de síntoma. Esto lo repitió con 22 personas más, demostrando su método que empezó a usarse de manera obligatoria y gratuita en toda Gran Bretaña.

Se considera a Eduard Jenner como el padre de la inmunología. En Berkeley, el pueblo en el que trabajó y vivió, se conserva su museo casa natal.

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