Un hombre borracho pone una excusa absurda para evitar ser multado y acaba ante el juez

Para eludir una multa, un irlandés borracho se inventó una excusa que le llevó a cometer un delito de suplantación de identidad

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Un hombre borracho pone una excusa absurda para evitar ser multado y acaba ante el juez

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¿Qué has llegado a hacer o serías capaz de hacer para librarte de una multa? La historia de ese hombre irlandés te dejará sin palabras.

Una calle de la capital de Irlanda, Dublín. Es de noche y hace ya un buen rato que el toque de queda está vigente. Los pocos viandantes que quedan caminan a paso rápido hacia sus casas. Un coche de la Garda, la policía nacional del país, sale de su cuartel general en Phoenix Park para iniciar una patrulla rutinaria.

Es una noche tranquila y fría. Las luces de las tiendas se apagaron a las 7 de la tarde y han tomado el relevo. Los agentes informan por radio a la central de que todo está en orden. Todo en orden, hasta que un miembro de la patrulla, que está detenida ante un semáforo en rojo, gira la cabeza a la derecha: ha oído un leve ruido, pero que ha sonado atronador en el sepulcral silencio de la noche dublinesa.

La agente Michelle Lynch reacciona con curiosidad y presteza. Se adentra con paso firme en el callejón del que procedía el ruido. No hay nada especial que llame la atención: un gato corre asustado por los pasos de la policía y los cubos de basura del restaurante contiguo rebosan de desperdicios.

Michelle, la mujer policía, vuelve a oír al final del callejón un ruido muy parecido al que le ha hecho inspeccionar el lugar. Ahora tiene la certeza de que suena a latas vacías, arrastradas en el suelo. Guiada por el sonido y la infalible intuición policial, la agente Lynch avanza unos pasos y ve algo en el suelo. Parece una persona.

Comprueba que sí, que es una persona hecha un ovillo en el suelo, rodeada de más de una docena de latas de cerveza vacías y que tararea entre dientes y con dificultad una melodía que la policía no acierta a identificar.

  • ¿Se encuentra usted bien? ¿Necesita ayuda? Dígame su nombre, por favor.
  • Bonnn Tonn Poobiii.
  • Perdone, repitamelo, que no le he entendido.
  • Jon Bon Jovi.
  • ¿Disculpe?
  • ¡JON BON JOVI!

Lynch, con la sagacidad que caracteriza a los defensores del orden, tardó cero coma en resolver el enigma: el falso Bon Jovi, a quien llamaremos desde ahora, «el irlandés perjudicao», decía ser el legendario músico para eludir el pago de la posible multa que le pudiera caer.

Repuesto del cebollón, Bonnn Tonn Poobiii reconoció ante el juez que se le había ido la mano con la cerveza. Al reconocer ante el tribunal que le juzgó que había estado «tomando algo con un amigo», y al carecer de antecedentes policiales, fue puesto en libertad. El juez le sentenció por «intoxicación etílica en un lugar público» y por un delito leve de suplantación de identidad y a ingresar 200 euros en la ONG local de su elección, en este caso a Focus Ireland, una asociación que atiende a las personas sin hogar.

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