El mítico y lujoso Hotel Ritz reabre sus puertas con una oferta al alcance de pocos
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El mítico Hotel Ritz de Madrid reabre sus puertas tras tres años de reforma. El mítico hotel ubicado en el centro de Madrid ha reabierto sus puertas y tiene una oferta de auténtico lujo. El ahora llamado Mandarin Oriental Ritz vuelve a recibir viajeros, turistas y huéspedes en sus 153 habitaciones, entre las que destacan las lujosas suites. El apartado gastronómico, por supuesto, también cuenta con un menú con estrella ya que es el chef alicantino Quique Dacosta el responsable de los cinco restaurantes del nuevo Ritz.
Tras años de reforma ha vuelto a abrir sus puertas con la esperanza de atraer a nuevos turistas, una vez superada la situación sanitaria, y poder reactivar este emblemático edificio madrileño de la mejor manera posible: llenándolo de vida. Eso sí, es una reapertura al alcance de unos pocos porque las ofertas para reservar una habitación sobrepasan, con creces, los 600 euros por noche.
Las historias más sorprendentes que puedes vivir en un hotel
Pero hay historias de hotel que no hace falta que las vivamos con este tipo de lujos y esas son las que hemos querido conocer en ¡Buenos días, Javi y Mar! Entre los cientos de comentarios que nos habéis dejado en nuestro Facebook hemos descubierto historias que nos han llevado a descubrir que puedes encontrar mucho dinero en lugares insospechados de tu habitación de hotel o que hay un lenguaje universal para decir frío o calor.
Yeyo fue por viaje de negocios y se metio para darse un baño. Decidió abrir el agua del grifo para ir llenando la bañera mientras se iba quitando la ropa. Pero tomó una mala decisión: se tumbó para quitarse los pantalones y estaba tan cansado que no pudo evitarlo y se quedó dormido. Al cabo de un buen rato se dio cuenta de que escuchaba un ruido de goteo... ¡se había dormido y había dejado la bañera llenándose!
Itziar se fue de vacaciones con sus amigas, de despedida de soltera en un hotel con spa y acababan de salir de relajarse en uno de los circuitos del spa. En lugar de salir por la zona de las habitaciones, no se dieron cuenta, y acabaron en el jardín del hotel y decidieron hacerse fotos. Cuando menos se lo esperaban, ellas, vestidas con albornoz y chanclas de spa, estaban en mitad de un grupo enorme de gente vestida de gala... ¡se habían metido en la celebración de una boda! ¡Se habían equivocado de pasillo y habían acabado ahí!
