Cuanto más nos miramos al espejo, más nos 'acostumbramos' a esa imagen y más guapos nos vemos por el llamado "principio de familiaridad". La exposición repetida ante algo hace que nos guste cada vez un poquito más lo que vemos. También existe la posibilidad de que, al vernos 'al revés', como es en la webcam, observemos gestos diferentes, rasgos que no son los que estamos acostumbrados a ver... ¿tú te ves diferente en la webcam? Es lo mismo que cuando nos vemos en una foto o escuchamos nuestra voz en un audio, ¡nos parece que no somos nosotros!