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A estas alturas de la película no vamos a descubrir ni quién es Anastacia ni qué es capaz de hacer, pero sí podemos contarte el auténtico tsunami musical en el que se convirtió para arrasar sobre el escenario en la noche de este lunes. Una de las estrellas más importantes del pop internacional desde hace décadas aterrizaba en Madrid con su gira internacional. Lo hacía de la mano de CADENA 100 y haciendo una entrada triunfal: sin separarse de esos dos bailarines que estuvieron a su lado durante todo ese 'show' cargado de emociones y de potencia vocal y enlazando tres canciones, casi sin coger aire.
Porque eso es Anastacia, un ciclón en movimiento que va lanzando sus números 1 -entre ellas ese 'Paid me dues' que supuso el primer plato fuerte de una noche plagada de sorpresas y buenas energías-, uno tras otro, durante todo el tiempo en el que se entrega en cuerpo y alma a quienes han pagado su entrada. De hecho, la de Chicago pedía al públco que se sentara, porque se venían curvas de las buenas. ¿Acaso no es una emoción fuerte su 'Sick and tired'?
Lo era. Y le daba pie a dirigirse al público de Madrid, poniendo el acento en lo feliz y emocionada que estaba de compartir ese rato con todos ellos. Aprovechaba que tenía a sus fans delante para recordarles que, el próximo septiembre, saldrá su nuevo trabajo. Será el número 11 en su discografía y el primero desde 2017. Para abrir boca, ya conocemos 'The best days', un 'single' con el que hacernos una idea de por dónde irán los tiros de su álbum y que, además, ya puedes esuchar dentro de la mejor variedad musical que te ponemos en CADENA 100. Dentro de su 'performance' -sobria, pero con tanto movimiento que están en tensión al no saber cuándo vendrá el nuevo elemento imprevisto-, este número 1 le servía para dejar a sus músicos, coristas y bailarines solos para entrar y ejecutar el primero de sus cambios de ropa.
Un embarazo y una niña como artista improvisada
No tardó, y apareció con un vestido largo, muy veraniego -se nota que había mirado en Google que la noche en Madrid, este lunes, iba a ser tórrida- y con el móvil colgado: ¿habría aprovechado para contestar a algún WhatsApp en ese breve 'impasse'? Todo es posible, porque cuando uno está delante de Anastacia se da cuenta que es capaz de todo, incluso de responder a su teléfono entre canción y canción. En esta parte del 'show', aprovechaba para presentar a todo ese equipo que le está acompañando. Se detenía, en especial, en una de sus coristas. El motivo no era otro que mostrarnos la barriga de embarazada y desvelar que, durante su estancia en Marbella -otra de las paradas que ha realizado con su gira mundial en nuestro país-, se enteró de que era una niña.
Como también niña, una pequeña fan, era la siguiente asistente a la que cedía parte del protagonismo. Efectivamente, entre las muchas bondades que sacó a relucir, está la de la generosidad. También la de conversar con el público, la de hacerse cercana y poner de manifiesto que, aunque desde ese pedestal de estrella de la industria, es accesible para quienes le han ayudado a encumbrarse. Esta pequeña se llamaba Valentina y, después de un pequeño intercambio de palabras, le ofrecía ponerse a los mandos de la batería. Un instante tierno que daba paso a que interpretará su 'Everything burns', canción principal de 'Los 4 fantásticos', al lado de esa corista que está esperando a su bebé y del guitarrista de la banda.
Anastacia pide un deseo al público: que todos semaos más amables en este mundo. Qué tengamos más detalles con el de al lado. Porque con un gesto de amabilidad, el mundo iría mejor. Así dejaba a sus seguidores, reflexionando sobre el asunto y procede a un nuevo cambio de 'look' para sacar su lado más roquero: aparece sobre el escenario con un pantalón vaquero y una chaqueta de cuero y, por supuesto, esas míticas gafas de sol que se han convertido en un clásico de su imagen. Tras incitar a la gente a dar palmas al ritmo de la batería, se lanza con una versión del 'Sweet child of mine', de Gun's and Roses.
Ese momento en todo lo alto no lo desaprovechaba, y llegaba un nuevo subidón en la montaña rusa de emociones de Anastacia. Con una fuerza de las que te hacen sentir hasta cansancio, se marcaba un 'One day in your life' de escándalo. Tanto como para que el pabellón de IFEMA se viniera abajo y continuara con otro de sus clásicmo, 'I'm outta love'. Como la buena estrella que es, desaparecía del escenario para forzar que se le pidieran esos bises que llegaban con un nuevo cambio de vestuario: apostando todo al negro.
¿El broche final? 'Left outside alone', un 'must' dentro de nuestros 45 minutos de música sin interrupciones que, para despedirse, remataba a capella, con el público coreándola y la parte instrumental de su banda, completamente en silencio. Anastacia hizo magia de esa que se queda grabada en el recuerdo de quien asistiera a esta cita única.
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