El 'reproche' de Nil Moliner a su público de Bilbao en una noche mágica: "Todo esto es vuestra maldita culpa"

Hay pocos artistas que hayan sabido evolucionar tan bien en tan poco tiempo. Que sean capaces de atreverse a dar el salto al vacío y situarse en un escenario ubicado en un recinto como lo es el Bilbao Arena, en Miribilla. Nil Moliner, es de esos. Después de haber tenido que posponer la cita con su público de la capital vasca, este viernes hacía vibrar a toda esa gente que no se quiso perder la última gran parada de su Locura Tour. Porque, a partir de ahora, habrá más 'shows' bajo el paraguas de esta gira, pero en recintos más modestos que ese pabellón que ayer se lo cantó todo con un chico que demostró que es mucho más que una moda.

Nil se presentaba a las 21.00. Puntual. Y con esa energía de la que somos más que conscientes en esta emisora, y que es uno de los ingredientes por los que le hemos elegido como uno de los artistas ya inscritos en el cartel del CADENA 100 CONCIERTO 30 ANIVERSARIO, dio lo mejor de sí mismo durante casi dos horas de música en vivo en la que no faltó ninguno de los númeors 1 de un repertorio que los presentes cantaron a grito pelado. Una especie de catársis colectiva en la que él, se lució. Porque lo mismo interpreta al piano, que a la guitarra eléctrica o española. Le da lo mismo coger las baquetas y darle a la percusión o hacer callar a los presentes para cantar 'a capella'.

Detalles que marcan la diferencia

Sí, habéis leído bien. Y lo cierto es que, esa osadía tiene una historia detrás que se encargaba de desgranar. Moliner, antes de atreverse a cantar desnudo, con la única ayuda de esa guitarra que es una prolongación de sí mismo, contaba cómo, una vez que tocó en Bilbao en una sala muy modesta, le dijo con mucho aplomo a su mánager: 'Algún día cantaré en Miribilla. Me sentaré y cantaré a capella. Y hoy ha llegado el día de cumplir mi sueño'. El silencio, absoluto. Ensordecedor. No merecía menos un Nil que, a lo largo del 'show', también daba a su gente su sitio.

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No solo a esos músicos que le acompañan en esta aventura y que tocaron uno de los temas de Nil repartidos por el estadio mientras, él, permanecía en el centro del recinto paladeando el talento. También era consciente que, en parte, si estaba en una noche como ayer en un sitio como ese, era por ese público que ha arropado su carrera hasta auparle al lugar privilegiado en el que se encuentra. "Todo esto es vuestra maldita culpa", era el 'claim' que no se cansó de pronunciar, de manera recurrente, durante esa hora y cincuenta de duración en el que el juego de luces y la pirotecnia también jugó un papel destacado. Como su vida: un vídeo en la pantalla a sus espaldas contando cómo ha sido su camino hasta disfrutar de la música como lo hace hoy, servía de hilo conductor para todo el concierto.

Nil disfrutaba. Bajaba a interactuar con su gente e, incluso, se tomaba la molestia -o más bien la licencia- de grabar un vídeo rodeado de algunos de esos incondicionales a los que debe buena parte de ese hueco que se ha hecho en una industria tan exigente como lo es la musical. Muy cómplice con una ciudad que se nota que le despierta pasión, ofrecía un espectáculo en que se lucía, hasta la excelencia, tanto a nivel vocal como instrumental. Con una banda que empasta a la perfección con su color musical y que hacía de este un espectáculo único, de esos que pocos artistas en la actualidad son capaces de regalarnos.

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