Pablo López vuela libre en Madrid desde su 'jaula' con la llegada a la capital de 'Mayday & Stay tour'

Presentó su 'show', con un ritmo vertiginoso y un vistoso juego de luces, a unos metros del piso donde soñaba con llenar un teatro como el Rialto.
Pablo López en el escenario del Teatro Rialto de Madrid durante su 'Mayday & Stay Tour'

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"Desde que vivía aquí al lado, en Callao, tenía ganas de decirlo: 'Buenas noches, Madrid'". Esa frase de Pablo López, tras haber puesto en marcha su 'Mayday & stay tour', era el primer guiño que le hacía a la capital. Esa ciudad en la que, cuando comenzaba a dar forma a su primer disco, en 2013, soñaba con llenar un teatro de los de Gran Vía. Anoche, lo vio cumplido. Y lo verá durante las próximas cinco noches. Porque el malagueño ha colgado el cartel de 'sold out' para cada uno de los seis espectáculos que programó para Madrid.

'KLPSO2' y 'Mama no' sirvieron como aperitivo. Como temas introductorios con los que mostrar a los presentes el espectacular juego de luces con el que cuenta esa 'jaula' dentro de la que cantan y tocan él y sus acompañantes en esta gira -entre ellos, Víctor Elías como teclista, quien le acompañará en todos los 'shows' de este 'tour' y que tiene un pasado más que conocido como Guille de 'Los Serrano'-. "Todos los días son especiales. Hoy en un breve espacio de tiempo, es el día 20 que estamos tocando juntos en esta jaula. Nunca me he sentido más jilguero, más colibri, más agaporni... Somos cuatro agaporni y, si uno se pone malito, lo pasamos mal. Es muy difícil ser apatrio, no tener lugar, pero a veces, si se da la vuelta la tortilla, uno puede empadronarse en el lugar donde ha sido feliz: en un coche, en un hotel, en un Aquapark...".

Pablo seguía haciendo referencia, a todo lo vivido durante esos años en los que comenzó a dar forma a su carrera, lehos de casa. Entre tema y tema de los casi 20 de los que disfrutó un público entregado, hizo guiños, en todo momento, a las vivencias por esas calles que le han visto crecer como artista. Algo que sus incondicionales reconocían con gritos espontáneos desde el patio de butacas: "¡Qué arte tienes!". A él no le quedaba más remedio que devolver el cumplido con el aire de nostalgia que ha dejado en todos una pandemia que nos ha privado de espectáculos como el de anoche durante demasiado tiempo: "Cómo os he echado de menos...".

Pablo López disfrutando sobre el escenario del Teatro Rialto de Madrid


Pablo se movía a sus anchas sobre un escenario que parecía haberse hecho a medida para él. Lanzando el taburete de su piano en los momentos de mayor intensidad. Haciendo referencia a esa libertad que se ha convertido en uno de los lemas del Madrid post-Covid. De hecho, tras los primeros acordes de 'El Patio', lo remarcaba: "Esta va por la gente libre". Y dejaba a los espectadores 'abandonados a su suerte', cantando una de sus canciones más emblemáticas. Demostrando que ni las mascarillas podían frenar las ganas de música que había entre los asistintes del Rialto.

Vivencias en las calles de Madrid

"Cruzando la plaza de Callao, en la calle Navas de Tolosa, el portal número 9... Ya no vivo ahí", bromeaba para evitar el paseo en balde a nadie y continuando con ese retrato de sus días de música y vivencias inolvidables en Madrid: "Voy a ser un pastelazo que te cagas. Iba a hacer la compra y desde el 1 de marzo de 2013, soñaba con abrir las puertas de un teatro como este. Madrid me ha enseñado a ser libre con tiempo, con 'Tempo'". ¿Qué mejor manera de introducirlo?

'El mejor momento' precedía a otro de sus relatos repletos de costumbrismo para hacer cantar, uniendo las voces del teatro por plantas, desde la segunda hasta el patio de butacas, 'Tu enemigo'. "Toqué una vez en la Joy Eslava, ayer fui al médico, pero estoy bien, estoy joven...", nueva pincelada de sentido del humor, demostrando que es un 'showman' que ofrece mucho más que música en sus actuaciones. Y proseguía: "Me encanta el WiZink, el Price, la Caracol... Me encanta mi casa... Qué bonito es volver a Madrid en estas circunstancias tan bonitas, veros los ojos. Mi amigo Orozco dice que ahora no se puede mentir". Tenía más: "Igual que hay que cuidar la tristeza, hay que cuidar a los enemigos. Porque no hay mala gente, hay gente enfadada", nuevo detalle para despertar las carcajadas.

Imagen de los momentos previos al concierto compartida por Pablo López en Instagram

Instagram.


'KLPSO' era la siguiente en salir a escena. Tras ella, 'El mundo' y un pequeño receso de cinco minutos para coger aire. No era para menos. A la vuelta, unos breves acordes de 'Pongamos que hablo de Madrid' para enganchar con otra de esas melodías que conseguían desatar a sus fans: 'Lo saben mis zapatos'. Entre ese público que tuvo la oportunidad de sacar fuera toda la música contenida durante un año muy complicado, estaban su tía, su hermano -Luis López, también músico y conocido como DJ Luiggi- y María Dolores Jiménez: su madre. A esta le dedicaba 'El invierno nos guarda'.

Narcis, su padre artístico

Y a Rosa Lagarrigues, histórica mánager de Mecano, un grupo al que su madre seguía cuando él era tan solo un niño, le regalaba un par de frases de ese 'Me cuesta tanto olvidarte', uno de los himnos de la banda a la que representó durante años. Las mismas que le servían de introducción para que sonara 'Te espero aquí'.

Pablo López, al piano, durante su primera noche en Madrid con Mayday & Stay Tour


"Venir a Madrid es como 'Ben-Hur', que los títulos de crédito son muy largos", un nuevo comentario chistoso para agradecer a una de las personas más importantes de su carrera que le haya guiado por un camino en el que no siempre dio pasos firmes: "La gente de mi compañía se llama Universal, porque ocupan un universo entero, que es el de mi corazón. Darle las gracias a un colega que se llama Narcis que lo único que ha hecho, desde que escribo canciones, ha sido escuchar. Es como mi vieja, lo siento mamá. Narcis Rebollo, gracias por tu amor". Sí, Pablo no se olvidaba de nadie.

'Mariposa', 'VI', '7', 'La niña de la lintera', 'Viba' y 'Unikornio' cerraban una noche mágica. Casi dos horas de música en directo -agradecía que el toque de queda hubiese expirado y poder ser más generoso con quienes habían pagado su entrada que lo que le sucedió en Barcelona- durante las que el cantante malagueño supo medir los tiempos y dar el matiz perfecto a cada instante. Pablo, volvió a ser Pablo. Y Madrid, gracias a él, volvió a ser la Madrid libre para la música.

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