Los mensajes positivos y negativos que Alfred lanza con su nuevo videoclip

Cómo el principito de Antoine de Saint – Exupéry, Alfred explora un planeta desconocido. Con un traje de astronauta que lleva su nombre en el casco, el artista se dispone a comenzar un camino desde cero. El mismo que comenzó al salir de la academia de Operación Triunfo. Un camino complicado, con líneas rectas imposibles de seguir y con personas capaces de ayudarte cuando no sepas hacia donde ir, cuando te caigas y tengas que, irremediablemente, aprender a levantarte.

Los mensajes que tienen que ver con la fama

En su andadura por este nuevo planeta, Alfred se va encontrando con su nueva realidad. 

Los fotógrafos

Nada más llegar a ese planeta, Alfred se topa con unos fotógrafos congregados en un mismo espacio, capturando a un hombre crucificado; él. “Estoy aquí, muriendo, y vosotros solo sabéis hacer fotos”, puede estar queriendo decir. O, “antes de actuar tengo que pensar mucho porque sé que estoy en el ojo del huracán y se me va a señalar”. En resumen, puede estar representando el precio de la fama, la presión a la que está sometido porque sabe que se hablará de aquello que haga bien, pero también de lo que haga mal.

La línea recta

La vida no es una línea recta. Aunque en nuestra mente pueda parecerlo, aunque tengamos un esquema perfecto que deseemos seguir sin salirnos en ningún momento, la vida siempre nos sorprende. No podemos tenerlo todo controlado. Puede que a Alfred, antes de salir de la academia y enfrentarse al mundo real, le convenciesen de que todo iba a ser pan comido, que tenía todo hecho y que podía relajarse. La realidad era otra. Por eso, cuando comienza a andar por la línea no avanza y se cae.

Los Haters

Y, tras la caída, la verdad, los “haters”. Vestido con una americana roja y flores negras, el mayor “hater” de Alfred, él mismo, quema todos sus discos. Utilizando a este personaje, el artista puede estar lanzando dos mensajes. Por un lado, que es consciente de esta realidad. Los “haters” existen y él los tiene. Por otro lado, que él es su mayor crítico y comprende que haya gente a la que pueda no gustarle su música.

Las personas “salvavidas”

Pavvla, la cantante que comparte la canción con Alfred es, en este caso, su persona “salvavidas”. Juntos escapan de ese planeta con tantos “peros” y viajan a otro mucho más bonito, la parte buena del mundo de la música; los fans, los conciertos... la música. Los dos cogen un coche volador con destino Madrid, Sevilla, Londres... ciudades que Alfred visitará en sus giras.

Cómo el principito de Antoine de Saint – Exupéry, Alfred encuentra su rosa. La rosa con la que escapa de sus mayores miedos.

Cómo todo en la vida, la fama y el mundo de la música tienen su doble cara, pero Alfred sabe con qué cara de la moneda tiene que quedarse.