Lorena Gómez, baño de amor y música en La Llotja: la niña que soñaba con ser cantante pone Lleida a sus pies

Había colgado el cartel de 'sold out' y se empleó a fondo por ofrecer la potencia del 'show' creado alrededor de su disco 'Me vuelvo a la vida'
Lorena Gómez sobre el escenario del teatre La Llotja, de Lleida, con su gira 'Me vuelvo a la vida'
CADENA 100

Tiempo de lectura: 4’

Para cualquier artista, subirse al escenario en la ciudad en la que empezó todo, es especial. No nos referimos a las tablas sobre las que se debutó de manera profesional, sino a ese punto donde comenzaron a aflorar los sentimientos por la pasión que, hoy, es la consecución de un sueño cumplido. La demostración la tenemos en lo que se vivió en la noche de este sábado en el Teatre de La Llotja, en Lleida. Una ciudad entregada a la voz de Lorena Gómez, a quien no han soltado de la mano en ninguna de sus citas especiales. Allí se siguió, con auténtica devoción, aquella final de 'OT', hace nada menos que 17 años, que la coronó como una de las voces más impresionantes del país. Y los suyos llenaron ese recinto al paso de la gira 'Me vuelvo a la vida'.

No era para menos. Lorena regresaba para poner delante de muchos de los que estuvieron cuando era una niña, de todos los que la vieron crecer con la música en la cabeza, el 'show' creado alrededor de un álbum que le está dando alegrías como para llenar varios corazones. Lo primero, porque ha supuesto el puñetazo sobre la mesa de quien cree en lo que hace, sin plegarse a las modas de una industria cada vez más sobrecargada de clones sonoros. Lo segundo, porque está recibiendo el apoyo de quienes dan al 'play' al otro lado de la música: tanto como para estar en esa lista preliminar de nominaciones a los Premios MIN en un aliciente más para volar con su voz en una noche especial. Y, por último, porque es la demostración de que los sueños, si se persiguen, se cumplen: no importa cuánto de lejos esté la orilla.




O, como ella misma decía en la primera de las (emocionadas) intervenciones, es el claro ejemplo de que se puede ser profeta en tu tierra. Lo hacía después de un arranque de a la altura de las expectativas: con 'Me vuelvo a la vida', al son inicial de ese corazón que late con fuerza y que es imagen e hilo conductor conceptual del proyecto, y de 'Combatir el dolor'. Dos piezas fuerte del un 'tracklist' de 12 pistas también representador en el documental, 'Entre acordes y emociones', proyectado en la sala minutos antes de que el chorro de voz de Lorena llenase el recinto. Una grabación, cuidada, que ya se pudo ver el pasado 23 de octubre, en la puesta de largo del álbum, a pocos días de su lanzamiento, en el evento celebrado en los Cines Callao, en el corazón de Madrid.

Fluir como fórmula mágica

Lorena hacía esfuerzos por no emocionarse. Por dejar que las canciones fuesen fluyendo a lo largo de la hora y media larga de concierto. Como ese 'Pequeño gigante', que no es sino la representación del amor maternofilial -por cierto, que René hijo, ante la frustración de que no le dejase ponerse delante del público, no se corto en gritar ese "mami guapa" que se escucha en el comienzo del tema, desde el patio de butacas-. ¿Después? '20 de septiembre', la historia detrás del inicio de la relación de René padre. De ahí, a 'Si yo pudiera verte', número 5 en el disco; también el el 'show'. La razón: esa dedicatoria a su madre, para quien esta cifra era especial. Y 'Cara bonita' servía para continuar por ese camino de lo melódico con el que acariciar el corazón y, a la vez, lanzar un mensaje potente contra los prejuicios que tanto pueden rasgar por dentro. O ese 'De otro planeta' con el que poner sobre la mesa que tenía ya la garganta caliente.

Con los presentes ya en calor, Lorena dejaba claro que era una noche "en la que no se va a quedar ningún sueño sin cumplir". Así que, no dudaba en hacer caso a esa cartulina que pedía que subiese a una chica a cantar 'Indomable' con ella para hacerla feliz. Se llamaba Marina y se convirtió en una de las sorpresas improvisadas de la noche. Con la generosidad de la artista, terminó por cederle el micrófono para que se luciera ante las mil personas presentes en La Llotja. Después de haberse lucido, y tras un emocionado abrazo con la cantante, le confesaba que, para ella, era ejemplo desde que la viera en la Academia de 'Operación Triunfo'.

La capacidad de ir siempre a muerte

Este momentazo servía como punto de inflexión. Como para ir a tumba abierta: a muerte. De 'Ojo de halcón' a 'Ganas tú'. De pasearse entre las primeras filas para entregarse a 'Bailar'. Y, de ese transitar para sentir el calor de cerca, sin la distancia que pone el estar delante de quienes han pagado la entrada, a rescatar 'La gata bajo la lluvia', de Rocío Dúrcal. O 'Señora', de Rocío Jurado. A fin de cuentas, la copla es desde donde nació su pasión, y la ocasión requerría un ejercicio de reivindicación del género, a pesar de que sea menos comercial. Lo hacía justo después de ese 'Amante amigo', del que regalaba un pedazo sin ayuda del micrófono en un alarde de potencia bocal. Que estaba a gusto. En casa. Disfrutando. Ofreciendo todo lo que tenía dentro, sin dejar ni un soplo de aliento en el interior. Aunque, para giros imposibles, los de 'En el punto de partida'. Ese tema que le sirve para presentar a la banda de mujeres que le acompañan en cada una de sus actuaciones, con Angie Lofer a la cabeza, como directora musical y a los mandos del teclado, y May Johoy (batería), Carmen Niño (bajo), Susan Santos (guitarra) y Elena Castelló (eléctrica).

Lorena Gómez en uno de los palcos del Teatre de La Llotja, en Lleida, durante el show de Me vuelvo a la vida

Instagram


Lorena, cuyo nombre fue coreado en más de una ocasión por las centenas de voces asistentes, abandonaba el escenario. No de manera definitiva. Y algo había en el ambiente que hacía pensar que estaba a punto de acontencer algo mágico. Lo había. Porque, sentada en el borde de uno de los palcos del teatro, regalaba una versión íntima, casi acariciada de 'Todo bien'. ¿La traca final? No podía ser otra que 'El peón y la reina', el tema más enérgico de todo un repertorio creado para disfrutar, pero también para emocionar. Porque ese sería el verbo con el que resumir lo que sucedía en una Lleida a la que prometió no tardar en volver y de la que se despidió, de rodillas, besando las tablas. Como las grandes. Como lo que es y seguirá siendo.




Artistas relacionados

Relacionados

CADENA 100