La hábil estrategia de Belén Esteban para desaparecer en vacaciones y que los 'paparazzi' no sepan su destino
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Disfrutar de su privacidad hasta el límite más extremo. Ese es el propósito de Belén Esteban este verano. Y, para ello, se está buscando las habichuelas para que nadie sepa dónde se encuentra y poder disfrutar al máximo de una privacidad demasiado expuesta desde que saltara a la luz su relación con Jesulín de Ubrique a mitad de los años 90. Por el momento, parece estarlo consiguiendo, porque desde hace una semana, no se sabe nada de nada de ella.
Ni una sola conexión desde 'Sálvame', como sí ha hecho en otras ocasiones. Y tampoco en sus redes sociales podemos encontrar nada. La última publicación que aparece en ese tablón donde coloca sus 'post' fijos para deleite de su millón de seguidores, es de hace ese tiempo: una semana. Un ramo de flores en un jarrón junto al que colocaba cuatro corazones y lanzaba un mensaje de lo más esperanzador y lleno de buen rollo: "Felicidad eso es lo que yo os deseo a todo el mundo, que seáis FELICES".
Precisamente esa ausencia de rastro de ella en el universo digital es lo que le está permitiendo desconectar de verdad. Sin pensar en los líos que se traen en el plató, delante de las cámaras, todos los colaboradores de uno de los espacios más emblemáticos de las parrillas de Mediaset. Sin preocuparse por librar batalla con esos compañeros durante las cinco largas horas de directo que tienen de lunes a viernes. Así que, ese camino de no mostrar ni el más mínimo detalle de dónde está para que ningún 'paparazzi' pueda seguir sus pasos, está dándole buenos resultados.
La paz que la aporta su marido
Quizás haya quien lo sepa, pero lo cierto es que la están respetando. Al menos, de momento. Otra cosa es lo que suceda a su regreso, cuando ya no le importe que se conozcan los detalles. Es más, no nos cabe la menor duda de que los dará ella misma, explicando todo lo que ha visitado y comido al lado de su Miguel. Ese técnico sanitario que le robó el corazón hace años y recondujo su vida por un sendero mucho más tranquilo.
Incluso, de su mano se ha lanzado al mundo empresarial. ¿Quién no ha escuchado hablar, a estas alturas, de Los sabores de la Esteban? Aunque sea no tan bien, porque recientemente la OCU sacaba un estudio en el que sus prodoctos no salían bien parados en la valoración. Esa marca con la que irrumpía en el mercado alimentario con sus gazpchos y salmorejos. Unos productos que reconvertirá en cremas de verduras cuando llegue el invierno y, con él las bajas temperaturas y las ganas de meter en el cuerpo algo calentito. Una manera, como ella misma explicó en la rueda de prensa de presentación de esta nueva aventura, de asegurarse el futuro si, en alguna ocasión, la televisión le falla como medio de vida.
Por el momento, seguirá compaginando todas estas actividades y, a la vez, intentado descansar cuando sea menester. Como ahora. Escondiéndose de los focos para sacar el máximo partido al que, esta vez sí, parece ser el gran amor que le cambie la vida.
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