Abrazo, libertad y vida: las claves de Pablo López, a piano y voz, para eclipsar al Teatro Real de Madrid

¡Una noche mágica! Pablo López y el Teatro Real de Madrid son el tándem perfecto. El escenario más emblemático para ver brillar al malagueño en la capital. Un concierto en el que nos regaló mil veranos más y eclipsó por completo a su público, con el teatro lleno hasta la bandera. Anoche no cabía ni un alma más y el artista fue el indiscutible protagonista en un show donde no faltó ninguno de sus himnos, con 'La mejor noche de mi vida', 'Hijos del verbo amar' o 'El patio'. En CADENA 100 ahí estuvimos, gracias a nuestros amigos de Universal Music Festival, disfrutando de Pablo y su piano. ¡Te contamos los detalles de esta cita única e irrepetible!

Pablo López nos enamora en el Teatro Real de Madrid

El maestro del piano nos erizó la piel hace unas horas y la primera dosis de felicidad llegó de la mano de Joaquín Sabina, con su icónico 'Pongamos que hablo de Madrid'. Porque no hay canción mejor para expresar lo que significa Madrid, una ciudad que acoge a todo el mundo, venga del lugar que venga. Las calles madrileñas son hogar y, por supuesto, la segunda casa del malagueño. Una ciudad que guarda magia en cada rincón y que anoche, como decíamos, fue incluso más acogedora que de costumbre gracias a Pablo López. Sus ojos brillaban de la ilusión y emoción (y los nuestros también).

Y entre guiños y declaraciones de amor a Madrid, viajaba a sus inicios con 'Vi'. El éxito con el que le descubríamos hace casi una década, que jamás puede faltar en sus directos. Con absoluta gratitud por 'El camino' recorrido, de la mano de su familia e incondicionales fans, nos dedicaba unas palabras: "Lo agradecido que estoy de que ustedes hayan venido. No soy más que un corazón chiquitito que quiere compartir... Bienvenidos". Exprimió al máximo cada segundo sobre el escenario, siguiendo con 'La mejor noche de mi vida' de "Once historias y un piano" y, como dice él, tratando de que todas las noches sean las mejores de nuestra vida y él anoche lo logró.

Como siempre, compartiéndonos sus anécdotas más tiernas y con su característico sentido del humor. Nos contaba que "el otro día se renovó el DNI" y no sabemos si en el documento nacional de identidad, pero Pablo López lleva grabado en su ADN el arte y el talento a raudales. La noche continuaba con 'No dudaría', la inmortal joya musical de Antonio Flores; para después volver al presente con 'Mama no' de su último álbum, "Unikornio" y de repente, retroceder hasta su "Camino, Fuego y Libertad", con 'El niño'. Ese niño invencible, que soñaba con ser artista y poner 'El mundo' patas arriba con su voz, su piano y su maravilloso descaro de mirar de cara a la vida. Porque Pablo es de esas personas que, cuando luchan por sus sueños, lo dan todo.

'Trece', el número de la suerte de Pablo López

Tampoco se olvidó de 'Te espero aquí' ni de 'Dos palabras' y, entre las peticiones del público, se animó a rescatar una de las canciones más especiales para sus seguidores, como 'Trece'. Un número que, desde luego, a él solamente le ha dado buena suerte. Sus 'Hijos del verbo amar', entregados en cuerpo y alma al malagueño y su inseparable piano, también corearon con él 'Me cuesta tanto olvidarte'; tema histórico de Mecano que no es la primera vez que interpreta y emociona escuchar en su voz. Y por si aún faltasen motivos para enamorarse más de Pablo, 'Lo saben mis zapatos' con el estribillo a capella.

Todo el teatro en silencio, 'Suplicando' que la noche no acabara. Siguió con 'Tu enemigo', su canción por excelencia con la que condena todos los males del mundo. "Quieran sin prejuicios", decía. Y para amor, el que gritó a los cuatro vientos a su madre Lola y a su hermano Luis, en pleno concierto. Para poner el broche de oro, el teatro quedó inundado por miles de luces, cantando al unísono 'La niña de la linterna'. Y para despedirle, 'El gato' y 'El patio'. Esta última, su seña de identidad que se ha ganado eternamente un espacio en nuestro corazón. Abrazo, libertad y vida. ¡Gracias por este sueño compartido, artista!