“Tears in heaven”, una esperanza de Eric Clapton que llega hasta el cielo
- CORDON PRESS
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Cuando la hora hace apenas dos semanas fue cambiada la noche se nos echó encima. La oscuridad parece ganar la partida a la luz, al menos hasta el 21 de diciembre. En medio de esto se fortalece el aroma de buñuelos que aún deja su estela junto a los huesos de Santo y las flores que se depositan en el camposanto en honor de los familiares fallecidos, mientras se eleva una oración al Cielo, pidiendo el fin de la pesadilla. Siempre inyectando esa dosis de esperanza que necesitamos.
Como esperanza es la canción de Eric Clapton muy propia en el recuerdo para los difuntos y la esperanza en la Vida Plena. Tears in Heaven -Lágrimas en el Cielo- se titula. El tema surge en 1993 cuando Clapton pierde a su hijo Conor. A los 4 años, el pequeño sufre un accidente y cae del piso 53 en un rascacielos de Manhattan. Fue algo trágico, pero el cantante quiso dar un tono de luz y esperanza desde su creencia más profunda al suceso trágico. Y ahí surge esta melodía lenta pero que da paz.
Eric Clapton nacido en Rupley (Inglaterra) el año 1945 es un gran hombre de la música blues con hábil dominio para la composición musical con la guitarra. Un titán al estilo de Santana pero con un estilo propio. Todo empezó a los 13 años cuando le regalan una guitarra y ahí empieza su complicidad con el instrumento de cuerda. Abandona la escuela, acompaña a su abuelo en el trabajo siendo un obrero más, pero la guitarra le atrae y será su camino definitivo.
El cantante establece un diálogo muy entrañable con el pequeño al que le pregunta si en su lugar de paz y felicidad en el Cielo le sabría reconocer. Si se podrían dar un abrazo. El propio cantante de blues manifiesta a su hijo que tiene por seguro que no sufre sino todo lo contrario. Que está feliz allí porque en el Cielo no hay lágrimas lo cual transforma la tragedia en esperanza y alegría por alcanzar la meta donde no hay sino paz y gozo que superan todo conflicto.
La ilusión de un cantante que cambia la tristeza en esperanza y luz como la que puede irradiar un niño desde el Cielo.
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