¿Cómo evitar el temido dolor de espalda?

El dolor de espalda es uno de los más comunes entre la población. Según la Sociedad Española de Reumatología, un 80% de los españoles padecen lumbalgia al menos una vez en la vida. Es la dolencia más común y puede convertirse en crónica si no la tratas bien. Es por ello que vamos a hablar de la fascia, un nombre que quizá no te suene pero que hará tu vida más fácil si sabes cómo cuidarla. 

La fascia es una red de tejidos de nuestro cuerpo que es la encargada de mantener nuestro cuerpo en pie. Si ella no podríamos vivir y por eso hay que cuidarla bien para mejorar nuestra salud postural de manera considerable. Su función principal es proteger nuestro cuerpo del dolor y actuar en consecuencia para que no lleguemos a sentirlo.

Este tejido es completamente desconocido para muchas personas pero es imprescindible saber que está ahí para cuidarlo al máximo ya que está lleno de receptores y terminaciones nerviosas que son las que si se dañan pueden convertir en crónico el dolor de espalda. Para evitarlo, hay que ejercitarla y tratarla con diferentes ejercicios.

La sensación de tener dolor en la fascia es parecida a cuando te pones un pantalón dos tallas menor al tuyo y quieres abrir un poco las piernas y te sientes incómodo porque no te puedes mover. Como hemos dicho, es una red de tejidos que se encuentra por todo el cuerpo y muchos deportistas, sobre todo los que corren, sufren fascitis plantar, una dolencia en el pie producida por una sobrecarga en el talón.

Cómo prevenir o curar el dolor

Lo mejor es acudir a un especialista y que te dé masajes con presión mantenida para que este tejido ceda y pueda recuperar poco a poco su elasticidad, reduciendo de esta manera el dolor. Para solucionar este problema, la clave son las presiones mantenidas que consiguen que este tejido ceda y vaya recuperando poco a poco su elasticidad.

Ejercicios como el yoga son una buena opción para evitar el dolor. También es muy importante estirar siempre antes y después de realizar cualquier ejercicio que requiera mucho esfuerzo para que los músculos no sufran. Mucho cuidado también con la postura que adoptas en la silla o en el sofá, la espalda siempre tiene que estar recta, los hombros relajados y la cabeza erguida.