Pippi Calzaslargas, la auténtica pionera del movimiento feminista y no las princesas Disney actuales

Valentía, ímpetu, curiosidad...son los valores que Pippi ha transmitido desde siempre, un mensaje feminista que ahora está calando muy hondo 
ctv-baz-pippii

Redactora CADENA 100

Tiempo de lectura: 2’

Las princesas Disney están cambiando. Los guiones de las nuevas películas de Disney distan mucho de los que comenzaron en los noventa. Blancanieves, Ariel o Aurora son princesas anticuadas que vivían con la premisa de conquistar a un príncipe y cuyo papel estaba bajo las imposiciones de los clichés que había por aquel entonces. Clichés como: “Las mujeres en la cocina y a limpiar y los hombres a trabajar” o, “una chica no puede ir sola por el bosque, debe ir acompañada de un hombre”, etc.

Actualmente, las mujeres estamos reivindicando el lugar que nos corresponde, tratando de eliminar esos prejuicios y estereotipos que nos persiguen. Incluso Yasmín, en la nueva película de Aladdin, se ha reinventado. Ha tomado las riendas y ha salido de su reclusión.

Sin embargo, este discurso feminista, reivindicativo y libre ya comenzó con un personaje que vive en nuestra memoria y que consiguió sacarnos un poco de la idea de que lo importante en la vida (si eres mujer) es casarte y tener hijos. Que, para ser una señorita “de bien”, debes comportarte. Pippi Calzaslargas.

Independencia y autonomía

En una época convulsa en la que se pensaba que la vida de las mujeres dependía de lo atractivas que resultaban al resto de los hombres del planeta, los ideales de Pippi Langstrum emergieron con fuerza.

Pippi, creada por Astrid Lindgren, es una niña que vive sola en un pueblecito, rodeada de naturaleza y cuyos compañeros inseparables son “Pequeño Tío”, el caballo que le ayuda a preparar crepes por la mañana, y el “Señor Nilsson”, el mono más rebelde y simpático del mundo. Pippi se cargó los moldes desde el principio. Sus trenzas fueron y continúan siendo un icono de libertad, demostrando que las niñas no tienen por qué llevar siempre faldas ni comportarse como la gente espera que lo hagan para triunfar en la vida.

“La niña más fuerte del mundo”

Pippi, a diferencia del resto de princesas, no presumía de ser “la mejor vestida” o “la más bella del reino”. Su deseo y también su grito “de guerra” era proclamarse como “La niña más fuerte del mundo”. Incluso conseguía levantar a su caballo con una sola mano. Algo que impresionaba mucho al resto de sus compañeros, que coreaban su nombre cuando Pippi hacía de las suyas.

Las niñas nacemos gamberras, al igual que los niños. También nacemos con esa garra y ese ímpetu por hacer travesuras que es duramente castigado si eres una niña y que dejan pasar si eres un niño porque “los niños son así por naturaleza”. Pippi nos enseñó esa lección: Los niños son niños. No deberían existir diferencias de género a la hora de educarles porque son todos iguales.

Valentía, fuerza y, sobre todo, felicidad. Esos son los valores que transmitía esta pelirroja cuyas aventuras nos conquistaron desde el primer momento. 

Relacionados

CADENA 100