Tropiezos con arte

¿Sabes qué sucede si dañas una pieza en un museo? 
Tropiezos con arte
Tropiezos con arte

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Los accidentes en museos ocurren con más frecuencia de lo que pensamos. Es más, hace tan solo unos días, un hombre rompió por error una de las esferas azules de Jeff Koons en la Iglesia Nueva de Ámsterdam, que ha acogido exposiciones de Rembrandt, El Greco y Andy Warhol, entre otros. Tras el incidente, el visitante fue retenido automáticamente por el personal de seguridad de la iglesia.

Si tomamos como referencia nuestro país, durante una excursión escolar al Museo Reina Sofía hace unos años, un colegial tiró al suelo la escultura de una bailarina.
La pregunta es: ¿quién asume la responsabilidad en estas situaciones? En palabras de Jorge García, jefe de conservación y restauración del Reina Sofía, "Esto es un museo nacional y, por ley, es el Estado español el que cubre cualquier tipo de accidente que ocurra en las obras de nuestra colección o dentro de nuestra sede".

Sin embargo, si se trata de una pieza de una exposición temporal, ?la obra saldrá solo y exclusivamente si va acompañada por un seguro privado u otro de garantía del estado, pero siempre a cargo de la persona o institución que pida la obra". Este seguro se denomina "de clavo a clavo", e implica la asunción de todos los desperfectos que se puedan producir desde que da comienzo el traslado de la obra, hasta que regresa a su lugar de origen, o se instala en otra galería.
Además, hay que valorar si, tras el daño, la obra se puede restaurar, y en qué medida.




"Hay veces que no tiene arreglo, y algunos artistas prefieren crear la obra desde cero porque ha sufrido un demérito importante. En ese caso, el seguro se hace cargo de la producción entera", explica este experto.
Por el contrario, si el desperfecto es causado de manera voluntaria, el hecho pasa en ese momento a disposición policial tras presentar una denuncia, pues se considera un acto vandálico.


A veces, los que tienen un traspiés no pertenecen al común de los mortales como tú y como yo, sino que son personalidades famosas, y claro, las consecuencias de sus tropiezos corren como la pólvora. Es el caso del arquitecto Norman Foster, quien tuvo la mala suerte de causar un desperfecto en la escultura Practices to suck the world, del artista Bernadí Roig, el cual fue estimado en 55.000 euros.

Otras veces, la torpeza acaba en anécdota, y nadie sale mal parado. Es el caso de dos señoras de Sevilla que visitaban el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Una empujó a otra y esta rompió un jarrón, pero la pieza se pudo reproducir y el incidente no llegó a mayores.
Ya sabes... en los museos, ¡cuidado! Pero, si tienes mala pata, no te preocupes porque no es tan grave.

Un abrazo de Jordi Cruz.

CADENA 100