Excusas de manual
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Aunque muchos estén ya disfrutando de sus vacaciones, otros seguimos aún al pie del cañón. Y en esta época especialmente, en la que los horarios se recortan y el personal disminuye, cientos de excusas más que manidas, y otras de lo más original, campan a sus anchas en todo lugar de trabajo que se precie.
Si no se decide optar por la aplastante verdad, que suele ser en el 31% de los casos según un estudio, el excesivo tráfico, tener un buen repertorio de excusas siempre viene bien.
En el caso de nuestro país, un 64% admite que suele retrasarse sistemáticamente entre cinco y quince minutos a la hora de acudir a una cita o reunión.
Sin embargo, aunque nos lo tomemos con calma en España, el 92% de los encuestados asegura que jamás llegaría tarde a una entrevista de trabajo, como es obvio. La cosa cambia cuando se consigue el puesto, van pasando los meses y nos empezamos a relajar...
Pues bien, volviendo a las excusas que merecen un apartado destacado, estas son las que más nos han cautivado:
"Me he puesto los zapatos de mi compañera de piso y he tenido que volver a casa para cambiarme".
"Mi mujer estaba enfadada conmigo y ayer puso las llaves del coche en un vaso con agua y luego en el congelador. Tuve que esperar hasta que se descongelaran".
"Tuve que poner un chubasquero a los patos de jardín porque daban lluvia y no quería que se estropearan".
"Empecé a raparme la cabeza y a cortarme el pelo yo mismo, pero la batería se acabó cuando iba por la mitad, así que tuve que esperar a que abrieran la peluquería para que me lo arreglaran".
"He llegado tarde porque un oso se ha abalanzado contra mi coche" (con fotografías del ataque adjuntas incluidas).
"Fui a mi trabajo anterior por error y tuve que darme la vuelta".
"He tenido que parar en mitad del camino para ayudar a una señora a dar a luz".
Yo no te pongo excusas... te aseguro que me quedo contigo animándote la jornada hasta las 21. ;D
¡Saludos de Jordi Cruz!