Amor más allá del tiempo y el espacio

Ahora que está tan de moda regalar estrellas entre parejas, sería interesante que nos sumergiésemos en una historia de amor que viajó hasta el espacio, literalmente.

Este romance comienza en el trabajo: Carl Sagan es un científico estadounidense que presenta la serie documental Cosmos: un viaje personal, un programa visto en 1977 por la friolera de cuatrocientos millones de personas de sesenta países.
Pues bien, entre los tres guionistas de la serie, se encontraba Ann Druyan, realizadora y escritora neoyorquina. Su labor principal consistía en elegir qué mensajes, música e imágenes serían incluidos en un disco de Oro que viajaría al espacio en el interior de dos sondas.

Ann, quien por aquel entonces contaba 27 años, discrepó con Sagan en el contenido del disco, pues ella creía que, si había que representar a nuestra especie y plasmarla en un disco, no bastaba con ceñirse a nuestro legado intelectual, sino que había que ir más lejos...
El equipo le dio la razón, y decidió incluir en el disco el pensamiento humano a través de un patrón electroencefalográfico y los latidos cardiacos de la propia Ann.

La joven se concentró en tener la mente fría para que las ondas recogieran pensamientos relacionados con la cultura, el arte y la historia pero, dos días antes de la fecha prevista para trazar el patrón, Sagan se le declaró y le pidió matrimonio por sorpresa, y sin ningún indicio previo. Lo cierto es que los sentimientos resultaron ser mutuos conque, meses después, se dieron el ?sí quiero?.

Tras esta declaración, ¿qué pensamientos crees que salieron de la cabeza de Ann y se guardaron para siempre en aquella ?botellita cósmica?? Pues el latir de un corazón y un cerebro enamorados, que aún flotan en el espacio exterior cuarenta años después...
La propia escritora, tiempo después, ha llegado a afirmar que ?sus sentimientos de mujer de veintisiete años, locamente enamorada, están en ese disco?.

Y... ¿No es ese el valor que mejor nos define?

Que tomen nota los que regalan plaquitas de estrellas... jajaja

Saludos de Jordi Cruz.